Menos aplicaciones y más control parental: los requisitos que debe cumplir el primer móvil de un adolescente

Una niña se entretiene con su teléfono móvil.
Una niña se entretiene con su teléfono móvil.CATHERINE DELAHAYE /

Un adolescente pide un teléfono móvil a sus padres porque “todos sus amigos lo tienen”, porque “ya tiene edad suficiente” o es “el regalo perfecto” de cumpleaños. La presión social o la recompensa por un buen comportamiento son algunos de los factores que empujan a los padres a ceder y regalar un smartphone sin estar seguros de si realmente es el momento adecuado o el dispositivo más recomendado, según señalan los expertos consultados. Y tan importantes son las cuestiones técnicas como la madurez del menor.

El 63,9% de los niños de 12 años ya tiene un teléfono móvil, una cifra que sube hasta el 93,8% a los 15 años, según la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares de 2019, elaborada por el INE. Organismos como Internet segura for kids (IS4K), que se encarga de divulgar buenas prácticas para el uso de las nuevas tecnologías enfocadas a menores, señalan algunas claves para que los dispositivos se adecúen a sus necesidades. En general, no hay ningún teléfono que esté especialmente diseñado para este rango de edad, pero las recomendaciones coinciden en que hay que prestar especial atención a la configuración de seguridad e instalar solo las aplicaciones imprescindibles.

“Recomendamos instalar la app Conan mobile (desarrollada por el Instituto Nacional de Ciberseguridad) que ayuda a saber cómo de seguro es el dispositivo y qué medidas de protección es necesario tomar”, señalan desde Internet segura for kids. Como requisitos mínimos, sugieren instalar un antivirus y mantener el teléfono actualizado. “Esta es una tarea que inicialmente recaerá en los padres, que deben enseñar a sus hijos la importancia de mantener estas medidas de seguridad”.

También es importante desinstalar las apps que vengan por defecto y que no sean apropiadas para el menor, como algunas redes sociales y establecer un control parental que impida que los menores puedan acceder a aplicaciones no recomendadas. “Es aconsejable que se limiten las descargas y la instalación de apps a un usuario administrador con un correo y contraseña que solo conocerán los padres y no guardar datos de pago para evitar compras de aplicaciones “accidentales”, recomiendan desde IS4K.

Otras recomendaciones incluyen filtrar las búsquedas que los menores pueden hacer en los buscadores, crear una lista blanca de sitios webs solo con las páginas autorizadas por los responsables o listas negras con las webs vetadas, teniendo en cuenta la edad del menor, el horario de uso, el límite de tiempo y la lista de contactos seguros.

Los padres también deben tener una cuenta diferenciada para acceder al dispositivo “de modo que puedan controlar la instalación de aplicaciones, configurar el control parental y establecer un patrón de desbloqueo que los progenitores deben conocer”. Uno de los aspectos que debe quedar claro desde el primer momento es que el teléfono es del niño, pero no es privado, “los padres son responsables legales y deben tener acceso al teléfono, porque las responsabilidades del mal uso que se haga de él van a repercutir en ellos”, explica Gabriela Paoli, psicóloga y experta en adicciones relacionadas con la tecnología. “Por eso, habrá que vigilar bien que el menor cuide la comunicación, vocabulario e imágenes que comparte”. Un móvil implica una gran responsabilidad a esa edad: es un aparato que permite la conexión con otras personas, desarrollar una influencia sobre ellas y recibir presiones por su parte.

La decisión de comprar el primer móvil no se puede limitar solo a las funcionalidades del dispositivo sin tener en cuenta otros aspectos como el desarrollo emocional del menor y su conciencia sobre las consecuencias de sus actos. “Es importante reflexionar sobre temas como la privacidad, la intimidad y el respeto”, explica Paoli, que también recomienda verificar qué nivel de autonomía tiene a la hora de estudiar, de realizar sus tareas y de cuidar de sus cosas. “Si es un niño responsable, con un alto nivel de autonomía y que tiene otras aficiones fuera de los dispositivos electrónicos, es probable que pueda ser el momento”, indica Paoli.

Pese a que sea difícil, no hay que sucumbir a la presión ni querer recompensara los pequeños: “Hay padres que, por recompensar alguna conducta o como premio por aprobar, eligen uno de los últimos modelos sin caer en la cuenta de si realmente son necesarias todas las funcionalidades que ofrecen”, comenta Paoli. Es imprescindible que sea una decisión meditada, pensada entre los padres con el fin de discernir si el menor está listo para ello. “Ni nosotros ni nadie puede saber si un niño está preparado para tener un móvil, solo lo pueden saber sus padres”, afirma la psicóloga.

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