Si quisieran, Jon
Guridi y Martín
Merquelanz podrían escribir un libro sobre todo lo que han vivido. Han crecido juntos en Zubieta, han compartido desdichas físicas, han resurgido de la mano… Quizá no se hayan animado con una autobiografía porque no es descabellado pensar que también coinciden en que la mejor etapa de sus vidas deportivas está a punto de llegar: el 14 de agosto es el momento de la verdad. Los dos están citados para emprender el vuelo de triunfar en la Real.
Los años 2017 y 2018 se funden a negro en las memorias de Guridi y Merquelanz. Fue el tramo más oscuro de sus carreras, con una lesión grave detrás de otra. Una coincidencia más en dos vidas tan paralelas. Los guipuzcoanos caminan juntos en Zubieta desde las categorías inferiores, cuando en juveniles comenzaron a despuntar en la Youth League de la 2013/2014. Una historia redactada a la par.
Seguro que cualquiera de los dos canteranos habría firmado un desarrollo diferente si hubieran sabido el tortuoso tránsito que les aguardaba. La cara cruel del fútbol les fue jugando una pasada fatal. Guridi y Merquelanz se lesionaron por inercia, de ahí que sus trayectorias profesionales se pusieran en duda en algún momento del calvario.
A Merquelanz se le ha roto el cruzado de las dos rodillas. Una realidad dura, con un primer aviso en diciembre de 2017, durante un partido con el Sanse en el campo del Racing de Santander. Se rompió el ligamento de la rodilla izquierda. El mal fario la tomó con el irundarra el día en que debutó con la Real. A los minutos de salir al campo de Ipurua sufrió la misma lesión en la rodilla derecha.
Un escenario escalofriante
Merquelanz se quedó en aquel partido ante el Eibar como sucinto recorrido en el primer equipo. Jon
Guridi no pasa de la media docena, y eso que debutó en marzo de 2017. A las dos semanas, los servicios médicos emitieron un parte aterrador. El azpeitiarra era víctima de “una osteocondritis disecante en el cóndilo femoral interno de la rodilla derecha de grado IV, con un fragmento óseo desprendido”. La operación no curó del todo una dolencia que derivó en el escalofriante escenario de una posible retirada del fútbol.
Han transcurrido dos años y la ruta por el infierno es una pesadilla del pasado. Para no variar, se fueron de la mano cedidos al Mirandés, donde han entablado una temporada extraordinaria. Guridi ha dejado atrás un cómputo de 422 días en el dique seco, dos periodos de siete meses cada uno. Merquelanz estuvo fuera de combate 516 interminables jornadas. El 14 de agosto nace un retorno que nadie se ha ganado más a pulso.
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