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Messi está en forma


A Messi no le gusta pasar desapercibido ni siquiera en las jornadas reservadas a suplentes como Trincão y debutantes de la talla de Ilaix Moriba. El 10 calentó su zurda para la Champions en un partido de LaLiga que si se le complicó por momentos al Barcelona fue por pereza y por su facilidad para desquiciarse defensivamente y pelearse con el VAR. A Koeman le desquicia el vídeoarbitraje mientras que a Messi le motiva: le negaron un gol aparentemente válido y como respuesta ofreció un recital ante un rival menor que se batió con mucha fe durante una hora, hasta que se levantó el 10.

Al Barça le convenía sacarse el partido de encima, a poder ser con el menor desgaste posible y sin un rasguño, exigido por el marcador y un calendario que no da respiro en 2021. Todavía dolorido por la derrota copera en el Sánchez Pizjuán, le apremiaban las victorias del Atlético y el Sevilla en LaLiga y al mismo tiempo le excitaba la cita del martes con el PSG en la Copa de Europa. A veces cuesta centrarse en las citas de entretiempo como era la visita del Alavés cuando hay tanto acontecimiento alrededor del Camp Nou. Tampoco era tarea sencilla para el entrenador dar con la alineación, y más cuando median lesiones como las de Araujo y Piqué.

Koeman mezcló titulares con suplentes y salió un once sorprendente y de peso: jugaban Griezmann, que no para nunca, Messi, que alcanzaba a Xavi en el número de partidos de Liga, 505; y De Jong, reubicado como central; descansaban Jordi Alba, Pedri y Dembélé; se estrenaba como titular Trincão y debutaba Ilaix Moriba en una medular copada por jugadores de la Masia con Riqui Puig y Busquets. Al carrusel azulgrana respondió Abelardo con una nutrida defensa y rápidas transiciones en busca del gatillo de Lucas Pérez y Joselu, una pareja capaz de dinamitar cualquier zaga, siempre amenazante para un equipo frágil como el Barça.

El partido se convirtió de salida en un diálogo entre el ataque azulgrana y el contraataque del Alavés. Aunque su juego tenía ritmo, al Barça le faltaba precisión para generar ocasiones y orden y energía en el repliegue para tapar las salidas del equipo de Abelardo. El Alavés se juntó bien, enjauló siempre que pudo a Messi y se estiró con saña en dirección a Ter Stegen. El 10 perdía la pelota y no desbordaba Trincão. Los azulgrana no encontraban espacios para filtrar el pase en el área de Pacheco ni sabían cómo dar velocidad al balón, faltos de profundidad, de disparo y reiterativos en el pase al pie, como si todos fueran Messi.

El gol azulgrana llegó cuando Abelardo adivinaba que podía marcar su Alavés. La fe de Mingueza, la calidad de Ilaix y la zurda de Trincão pusieron el 1-0. El control y la asistencia de Ilaix para el tiro del portugués fueron excelentes después del centro del perseverante Mingueza. El árbitro anuló más tarde un tanto de Messi después de un rechazo de Pacheco a tiro de Griezmann. El colegiado fue requerido por el VAR e invalidó la jugada por un fuera de juego del francés que no se advirtió cuando se repitió la acción por televisión, ante la ira de Koeman. Messi se puso a reír y aguardó a que Busquets volviera a picar la pelota para poner el 2-0.

El factor Pedri

El capitán tomó el cuero del mediocentro, recortó a Battaglia y ante el balcón del área remató raso y duro al poste izquierdo de Pacheco. El marcador obligó a cambiar y a arriesgar a Abelardo mientras Koeman daba descanso a Busquets por Umtiti. Los azulgrana se acomodaron tanto que perdieron la noción del tiempo y del espacio hasta ceder el 2-1. Ilaix erró en el pase junto a la divisoria y habilitó a Luis Rioja. El delantero no paró de correr hasta llegar al área y batir a Ter Stegen. El gol le costó la sustitución a Ilaix después de que Trincão le hubiera ignorado, solo en el segundo palo, y prefiriera jugarse un mano a mano con Pacheco. Hasta que apareció Pedri y se desencadenó Messi.

Alrededor del capitán, el Barcelona completó la goleada con los goles de Trincão y naturalmente de Messi, extraordinario en el tiro del 4-1, habilidoso en el toque que precedió el 5-1 y decisivo también en el 3-1 remachado por Trincão. El marcador y el liderazgo del 10 animan al Barcelona con vistas al encuentro del martes en el Camp Nou.

Todavía débil ante los grandes, los azulgrana se baten de forma regular en los partidos con rivales de menor entidad como el Alavés. Ya son siete victorias consecutivas en LaLiga para mantener sus opciones y al mismo tiempo alimentar sus esperanzas con vistas a los octavos de la Champions. A Messi le gusta degustar tanto estos momentos que no admite ser sustituido, como si el descanso pudiera romper su estado de gracia, especialmente mágico ante el Alavés. La duda es si la pegada del 10 y su sociedad con Pedri son garantías suficientes para competir en Europa en un equipo hipotecado por la defensa que le ha quedado a Koeman a la espera de Piqué y Araujo. Messi, de momento, alegró el fin de semana al Barça.


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