Leo
Messi recordó el sábado una sensación que le es familiar, la de pasar una mala tarde en el Estadio
de
Anoeta. Aunque es posible que el astro argentino haya pasado más desapercibido en alguna de sus anteriores diez visitas en Liga a Anoeta, al fin y al cabo asistió a Suárez en el 1-2, estuvo lejos de protagonizar una de esas deslumbrantes actuaciones con la que decide partidos a favor de su equipo, sin ir más lejos hace dos semanas en el Metropolitano.
Que Messi no termina de encontrarse cómodo en Anoeta es un hecho objetivo que corroboran los datos. El estadio de la Real es en el que menos goles ha marcado (4), en proporción a todas las veces que ha jugado en él en Primera, 11 contabilizando la de ayer. Hay otros feudos, pocos, en los que ha anotado menos goles como en Balaídos
(2), Zorrilla (2) y Los Cármenes (3) pero en el campo del Celta, en el del Granada y en el del Valladolid ha disputado la mitad de encuentros (seis). En el resto de estadios de los actuales equipos de Primera División ha marcado más de las cuatro dianas que se ha apuntado en Donostia, salvo en San
Mamés donde también ha firmado cuatro tantos.
Al igual que ayer, además, en la mayoría de sus visitas a A
n
oeta
Messi se marchó sin los tres puntos y sólo uno de sus cuatro goles a la Real, hace dos temporadas (2-4) le sirvió a su equipo para ganar. Sus tantos en la 12-13 (3-2), el primero que marcó en la capital guipuzcoana seis años después de su primera visita, y en la 13-14 (3-1) de nada le sirvieron al Barça. Con el que anotó en la 16/17 (1-1) rescató un punto y sólo en el partido de 2018 (2-4) anotó para ganar, para un balance global en Anoeta de cinco derrotas, tres empates y tres victorias. El sábado ratificó que en el nuevo Anoeta también le va a tocar sufrir.
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