Metamorfosis blanca con polémica arbitral

Durante las últimas semanas, resulta habitual que, a la vez que se destaca la metamorfosis victoriosa del Real Madrid, aparezcan lunares en forma de decisiones arbitrales que han estado detrás de cada partido. Lo cierto es que la polémica siempre persigue al Real Madrid y, generalmente, lo suele hacer a su favor.

Ocurrió ante el Athletic, donde un empujón dentro del área a Iñaki
Williams sospechoso de algo más se quedó en el molde. Minutos más tarde se expulsó a Raúl García y, ya con la ventaja en favor de los blancos, cierto es que también se fue al limbo un posible penalti por manos de Ander
Capa dentro del área.

Pero el del Athletic fue solo uno más dentro de este carrusel que se ha prodigado justo en el momento en el que los blancos han comenzado a ganar partidos de manera continuada. En Eibar, con una mano de Sergio Ramos dentro del área que se quedó impune, también salpicó la polémica. Llegaron incluso a confesar los jugadores de uno y otro equipo que no entienden cuándo una mano dentro del área es penalti y cuando no lo es. Ni siquiera saben cuándo el árbitro tiene que acudir a la pantalla para valorar la jugada. El caso en aquella ocasión, no lo hizo.

Y para completar el tridente de victorias con sospecha, el Granada también se vio implicado en un agarrón de Casemiro sobre Yangel
Herrera que de posible penalti pasó a ser un lance del juego sin ni siquiera ser valorado por la pantalla. Una jugada muy parecida a la que Ramos vivó con Lenglet en el pasado Clásico y que sí terminó siendo castigada con la pena máxima.

Florentino Pérez avivó el fuego

Todo esto, además, se encuadra en una semana en la que Florentino Pérez ha usado su altavoz para exponer sus quejas sobre el trato hacia el Real
Madrid en las retransmisiones deportivas y su deseo de impulsar una Superliga distanciada de Javier Tebas y ‘su’ competición.

Algo que, desde luego, no ayuda a que las aguas se calmen. Como tampoco ayuda que el presidente salude a los árbitros en el túnel de vestuarios antes de comenzar el partido aunque hay que destacar que esta es una actitud de respeto en la que siempre se le quiere echar en cara algo más.

Así pues, al Real
Madrid le queda un partido para despedir 2020 y seguir, si puede, con su racha de victorias. Algo que, desde luego, espera conseguir sin la mano, o el silbato, de ningún árbitro.