La tarde de este jueves volcó un camión de carga en Chiapas que transportaba a más de cien migrantes, dejando un saldo parcial de 53 fallecidos y decenas de lesionados. El percance, es un ejemplo de lo complejo que se ha vuelto nuestro país para las personas que intentar llegar a Estados Unidos.
El accidente se registró a unos metros del río Grijalva, donde comienza el Cañón del Sumidero. Información preliminar indica que los migrantes entraron de manera irregular por la frontera de Chiapas con el Petén. En ese punto abordaron la unidad de carga y se dirigieron al centro del estado.
En el momento del accidente todavía tenían por delante 2 mil 634 kilómetros hasta la frontera con Estados Unidos, en el caso de que quisieran cruzar por Ciudad Juárez; si hubieran decidido ir hasta Tijuana hubieran sido 3 mil 614 kilómetros de carretera.
Chiapas se ha convertido en la primera barrera para los migrantes que llegan de Centroamérica para intentar llegar a Estados Unidos.
Los migrantes que apuestan por el camino legal son obligados a esperar varios meses en ciudades como Tapachula para obtener el permiso del Instituto Nacional de Migración. En el estadio de fútbol de Tapachula ya se creó un campamento irregular de espera donde la UNICEF ha alertado de las terribles condiciones de salubridad y nutrición para niños.
Aquellos que no tienen documentos y no están dispuestos a esperar tienen que sortear los filtros migratorios de fuerzas federales y estatales que se han propuesto formar un muro administrativo para disminuir los cruces y las solicitudes de entrada a los Estados Unidos.
Aunque se puede intentar hacer el viaje de manera solitaria, siguen operando con impunidad las redes de tráfico de personas, que cobran 10 mil dólares por llevar a una persona hasta la frontera norte.
En ningún caso está asegurado el bienestar del migrante ni el éxito del viaje. Todas las semanas las autoridades reportan el ‘rescate’ de migrantes que son extorsionados, secuestrados por redes criminales o que sufren en condiciones extremas por el clima, la falta de alimentación o condiciones insalubres.
También se han documentado abusos de las autoridades; tan solo este jueves la Comisión Nacional de los Derechos Humanos emitió una recomendación a la Guardia Nacional porque sus elementos dispararon contra una camioneta con migrantes que se negó a frenar para una revisión. No es el único hecho: en marzo un elemento del Ejército disparó también contra migrantes.
Al problema del crimen y las autoridades se añade la complicada geografía mexicana, que en conjunto, hacen de México una barrera muy complicada de sortear.
En noviembre, 12 migrantes murieron calcinados en el interior de dos camionetas de transporte colectivo que hacían la ruta de Palenque-Playas de Catazajá, en Chiapas.
Esto sin hablar de las caravanas migrantes ni el programa ‘Quédate en México’, donde el gobierno de Estados Unidos regresa a nuestro país a aquellos migrantes que inician un proceso legal para entrar de manera legal.
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