México ganó una batalla, pero no la guerra: experto petrolero

El acuerdo entre López Obrador y Donald Trump deja más dudas que beneficios, y podría provocar competencia desleal de miembros de la OPEP contra el crudo mexicano, dice analista de IHS Markit.

Por Zacarías Ramírez

La reducción de la producción en 100,000 barriles de petróleo diario de México, en lugar de 400,000 como pretendía la OPEP, la dará al país beneficios en lo inmediato, pero en el largo plazo puede enfrentar en los mercados internacionales del crudo los costos de haber desdeñado el acuerdo de la organización. 

“Ganó una batalla, pero no la guerra”, señala Adrián Calcaneo, líder para América Latina de Midstream y Líquidos de IHS Markit, quien señala que México podría ser desplazado de algunos mercados por parte de integrantes del cartel petrolero mediante, por ejemplo, ofrecer descuentos a compradores de crudo mexicano. “Nos pusimos a pelearnos con los árabes en asuntos de petróleo -señala-. Históricamente han buscado que haya repercusiones con las naciones que no cooperan”. 

El pasado jueves 9 de abril, México sorprendió al mundo petrolero con el abandono de la titular de la Secretaria de Energía, Rocío Nahle, de la novena reunión ministerial extraordinaria de la OPEP y no OPEP, lo que produjo que el acuerdo de reducción de la producción en 10% entre los países participantes en la reunión quedará en suspenso. 

Unas horas después, en la conferencia mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador informó que había tenido una conversación telefónica con Donald Trump en la que el mandatario estadounidense se había comprometido a apoyar a México con la reducción de la producción de 250 millones de barriles en su propio país:


Sin embargo, este acuerdo entre los mandatarios deja grandes dudas, dice Calcaneo. Una es cómo hará Trump para reducir la producción considerando que en su país la decisión de cuánto producir es una decisión de negocios de cada empresa y, la otra es que, de materializarse dicha reducción, a qué se comprometió México a cambio del apoyo del mandatario estadounidense, señala el analista de IHS Markit. 

El derrumbe de los precios, que la reunión de la OPEP y no OPEP trata de revertir, ha sido interpretado por los especialistas como un intento de Arabia Saudia y Rusia de volver financieramente inviable la producción de petróleo shale de Estados Unidos, el cual ha modificado la correlación de fuerzas al transformar a ese país de gran consumidor en gran productor mundial. “Gracias al fracking, Estados Unidos ha crecido brutalmente, se ha hecho autosuficiente y además exporta crudo y otros energéticos y con ello disminuye o diluye la influencia que tenía la OPEP”, dice Calcaneo, quien añade que, si los precios bajan a un nivel de alrededor de entre 35 y 45 dólares, las empresas de shale no son rentables y quiebran, pues no reciben apoyo del gobierno como en otros países donde las petroleras son de propiedad estatal. 

El acuerdo también responde a una realidad económica, que ha hecho que el mundo esté inundado de petróleo. Datos preliminares a enero de 2020 indican que las reservas mundiales de los países de la OCDE aumentaron en 37.8 millones de barriles en un mes, a 2,940 millones, de acuerdo con el reporte mensual del mercado petrolero de la OPEP. Eso significa 56.9 millones de barriles más que las reservas de un año antes y 12.9 millones por encima del promedio de los últimos 5 años. “Decimos en broma que hay crudo hasta en las tinas de las casas”, dice el analista de IHS Markit.

La debilidad de la economía mundial, a lo que se sumó el intempestivo freno que impuso la pandemia del coronavirus Covid-19, redujo el consumo mundial de petróleo, y sigue cayendo. La demanda a los países de la OPEP el año pasado fue de 29.9 millones de barriles diarios, 1.2 millones menos que el nivel de 2018, según el reporte, y la expectativa para este año es que sea de 28.2 millones, alrededor de 1.7 millones menores a la demanda de 2019. 

Esta combinación de abundancia de petróleo y baja demanda resta efectividad al acuerdo de recorte de la OPEP. Las estimaciones de IHS Markit es que el Brent, que es el marcador mundial del crudo, siga en alrededor de 30 dólares hasta fin de año. “La solución (el recorte de la producción de la OPEP) es un primer paso, no es una bala de plata”, dice Calcaneo. 

La caída de los precios se profundizó debido a la falta de acuerdo entre Rusia y Arabia Saudita, dos grandes productores mundiales. Todavía en enero el precio de la Canasta de Referencia de la OPEP (ORB, por sus siglas en inglés) rondaba los 70 dólares, pero a partir de ahí vino la caída y, después de una profunda caída en los primeros 10 días de marzo, el 9 de abril el precio ORB se ubicó en 34.71 dólares el barril, el precio más bajo desde abril de 2016. 

Esa misma condición de negocio privado hace inexplicable el compromiso que Trump habría hecho con el mandatario mexicano. Legalmente, en Estados Unidos no le puedes decir a una empresa que recorte tanto y a otra tanto, eso es ponerse de acuerdo para controlar los precios en el mercado, pueden ser demandadas por colusión.  “No estoy seguro cómo va a funcionar lo que anunció el presidente (López Obrador)”, dice el experto. 

La reunión ministerial de la OPEP y no OPEP, celebrada de forma virtual debido a la crisis sanitaria provocada por el coronavirus Covid-19, se reanudará este viernes y se podría conocer la posición del organismo ante la decisión de México de reducir su producción con base en un acuerdo con Estados Unidos, país que no es miembro de la OPEP, pero que posee las mayores reservas mundiales de crudo. 




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