Marcelo Ebrard, durante la rueda de prensa matutina de este jueves del presidente, Andrés Manuel López Obrador. Mario Guzmán EFE
México lamentó que la Suprema Corte de Estados Unidos diera luz verde a las nuevas restricciones al asilo que impulsa la Administración de Donald Trump. La normativa afecta de forma directa al país latinoamericano porque todos los solicitantes que hayan pasado por su territorio no podrían pedir protección en suelo estadounidense, a menos que hayan sido rechazados por el Gobierno mexicano o de otra nación. “No es el tipo de restricciones que aplicaríamos en México”, dijo este miércoles en conferencia de prensa el canciller, Marcelo Ebrard, al tiempo que calificó la resolución como una “medida sin precedentes”, aunque recalcó que respetaba el fallo como un asunto de política interior.
Ebrard, flanqueado por el presidente, Andrés Manuel López Obrador, se mostró cauto y dijo que el país aún debía analizar el impacto de la resolución. “Tenemos una política muy distinta a esa y no la vamos a cambiar”, insistió el canciller, que dio un informe público de la reunión que sostuvo el pasado martes en Washington con su homólogo, Mike Pompeo, el yerno y asesor de Trump, Jared Kushner, y el vicepresidente, Michael Pence.
El encuentro se celebró para evaluar los avances a 90 días del pacto migratorio entre ambos países. El acuerdo se alcanzó en junio pasado, días después de que Trump amenazara con imponer aranceles a las exportaciones mexicanas si no demostraba acciones concretas para frenar los flujos irregulares de personas desde Centroamérica.
El endurecimiento de la posición mexicana provocó una caída del 56% en las detenciones en la frontera sur de Estados Unidos entre mayo y agosto de este año, según la Oficina estadounidense de Aduanas y Protección Fronteriza. Con esos resultados, la delegación encabezada por Ebrard empujó para que Estados Unidos se comprometiera a atacar el tráfico de armas hacia el sur, que ha dejado su huella en la crisis de violencia e inseguridad que vive México. “Pusimos sobre la mesa que el control de armas tiene el mismo grado de importancia para nosotros que la migración para Estados Unidos”, dijo el titular de Relaciones Exteriores.
“Se reafirmó la voluntad de mantener una relación de amistad y cooperación entre nuestros pueblos y gobiernos”, escribió López Obrador en su cuenta de Twitter, tras conversar por teléfono con Trump, un día después de la reunión de sus representantes en Washington. El Gobierno mexicano apuesta por una estrategia a varias bandas, en la que busca disipar la tensión que persistió en la relación bilateral hace cuatro meses y calmar los embates de la diplomacia de Trump, así como promover planes de desarrollo que ataquen las causas estructurales de la emigración en Centroamérica y reafirmen su liderazgo en la región. En el trasfondo de su complicada relación con la Casa Blanca están las dudas sobre su capacidad de gestionar de forma más estricta y en apego a los derechos humanos un flujo de personas que se calcula que alcance las 800.000 personas en tránsito al terminar el año.
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