La velocista olímpica Krystsina Tsimanouskaya decidió desertar mientras la llevaban a un aeropuerto de Tokio porque su abuela le dijo que no era seguro volver a Bielorrusia.
En una entrevista exclusiva con Reuters en Varsovia, Tsimanouskaya dijo el jueves que su familia temía que la enviaran a un hospital psiquiátrico si volvía a Bielorrusia, y que su abuela la había llamado para decirle que no regresara.
“Siempre he estado alejada de la política, no he firmado ninguna carta ni he ido a ninguna protesta, no he dicho nada contra el gobierno bielorruso”, dijo.
“Soy deportista y no entendí nada de la vida política. Intento no hacer nada más que deporte en mi vida y hago lo posible por no distraerme con la política”, añadió.
“Puede sonar cruel por todas las cosas terribles que ocurrieron en Bielorrusia el verano (boreal) pasado, pero yo intentaba mantenerme al margen, pero lo único que he querido es ir a los Juegos Olímpicos y hacerlo lo mejor posible”, comentó, en referencia a las protestas del año pasado contra el presidente Alexander Lukashenko, que provocaron una represión.
“Quería estar en la final y competir por las medallas”, dijo.
El portavoz de Lukashenko no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios tras la entrevista de Tsimanouskaya.
La atleta, de 24 años, causó furor el domingo cuando dijo que los entrenadores, enojados por sus críticas, le habían ordenado volar a casa desde Tokio. Tras pedir protección a la policía japonesa, voló el miércoles a Polonia en lugar de a Bielorrusia.
Polonia, que lleva mucho tiempo criticando el régimen autoritario de Lukashenko y albergando a muchos activistas bielorrusos, concedió a Tsimanouskaya y a su marido visados humanitarios. Su abuela sigue en su casa.
“La abuela me llamó cuando ya me estaban llevando al aeropuerto”, dijo la atleta. “Literalmente, tuve unos 10 segundos. Me llamó, lo único que me dijo fue: ‘Por favor, no vuelvas a Bielorrusia, no es seguro’”.
“Eso es todo, colgó”, dijo. “Me gustaría volver a Bielorrusia. Quiero a mi país. No lo he traicionado y espero poder volver”.
La saga de Tsimanouskaya, que recuerda a las deserciones deportivas durante la Guerra Fría, amenaza con aislar aún más a Lukashenko, que está sometido a sanciones occidentales tras la represión de los opositores desde el año pasado.
La velocista, que había criticado la negligencia de los entrenadores de su equipo, pasó dos noches en la embajada de Polonia en Japón antes de volar a Viena y luego a Varsovia el miércoles. El jueves también ofreció una rueda de prensa en la capital polaca.
El Comité Olímpico Nacional de Bielorrusia, que había dicho que los entrenadores habían retirado a Tsimanouskaya de los Juegos por consejo de los médicos sobre su estado emocional y psicológico, no respondió inmediatamente a las solicitudes de comentarios el jueves.
Tsimanouskaya dijo que el domingo le había dicho a su entrenador que estaba preparada para correr en los 200 metros, pero que éste fue a hacer una llamada.
“Y en un par de horas el entrenador jefe vino a verme con el representante del equipo y me dijeron que se había tomado la decisión de enviarme a casa, que nosotros no somos los que hemos tomado la decisión, que sólo la estamos ejecutando. Tienes 40 minutos. Tienes que recoger tus cosas e ir al aeropuerto”, dijo.
La decisión, dijo, vino de “arriba”. En el aeropuerto de Tokio, los entrenadores se vieron sorprendidos, dijo la atleta.
“No esperaban que en el aeropuerto pudiera acercarme a la policía. Piensan que tenemos miedo de hacer un movimiento, que tenemos miedo de hablar, miedo de decir la verdad a todo el mundo, pero yo no tengo miedo”, dijo.
El Comité Olímpico Internacional inició una investigación sobre el caso de Tsimanouskaya y aseguró que escuchará a los dos funcionarios bielorrusos presuntamente implicados. Por lo pronto, retiró las acreditaciones a los entrenadores Artur Shimak y Yury Maisevich y les pidió que abandonaran la Villa Olímpica “de inmediato”.
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“Este es un periodo muy turbulento de mi vida. Pero espero que se acabe pronto. Que pueda continuar mi carrera”, dijo Tsimanouskaya.
(Con información de Reuters)
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