Michael Bublé: “El romanticismo es esencial para la supervivencia”


Han pasado tres años desde su último álbum de estudio y Michael Bublé, además de sentirse un poco más mayor, se siente “más feliz”. A pesar de la pandemia, de que piensa que “vivimos en una sociedad rota” y de que en los últimos años su hijo Noah, de 8 años, fue diagnosticado de cáncer. Porque, según el cantante, todo lo sucedido en este tiempo le ha inspirado “bastante” y, por primera vez en 20 años de carrera, se ha “dejado llevar”. El resultado es Higher (Warner Music), un disco que califica sin complejos como su mejor trabajo. “Mi publicista me llamó y me dijo: ‘Tengo una buena y una mala noticia. La buena es que tienes el mejor disco de tu vida. Felicidades. La mala es que no sé cómo vas a hacer uno mejor’, cuenta el canadiense, de 46 años, sentado en un sofá e impecablemente vestido con traje y corbata. Hay cosas en las que Bublé sigue siendo Bublé.

Higher incluye un dúo con Willie Nelson y versiones de temas de Paul McCartney y Bob Dylan, pero también cuatro temas originales vinculados a la vida personal de Bublé. Uno de ellos, el que da nombre al álbum, parte de una idea de su hijo Noah, que ya acabó el tratamiento. “El trozo donde dice ‘when you go low and I go high’ (cuando caes y yo me vengo arriba) se le ocurrió al niño y a mí me encantó. Lo cantaba con él y le añadía el ritmo sincopado y luego me puse a trabajar con ello en el estudio”, recuerda, sobre la aportación de su primogénito. No es el único vínculo con su familia. Su mujer, la actriz argentina Luisana Lopilato con quien lleva casado 11 años es la protagonista junto a él del videoclip de I’ll never not love you en el que ambos hacen un recorrido por algunas de las películas más románticas del cine y en el que Lopilato aparece embarazada, como en la vida real. La pareja espera ahora su cuarto hijo. “Se me ocurrió que [el videoclip] pudiera ser la secuela de Haven’t met you yet. Hace 14 años compuse esta canción para esa argentina guapísima de la que me estaba enamorando e hicimos el vídeo juntos y pensé que sería chulísimo… ahora sabíamos que teníamos otro hijo en camino y le dije: ‘¿quieres revelarlo ahí?’. Ella me respondió: ¡qué buena idea!”

El flechazo con Lopilato al que se refiere Bublé fue solo el comienzo de una relación de la que nacieron Noah, Vida y Elías —sus tres hijos, de ocho, seis y tres años— y que ha resistido al varapalo que supuso para la pareja el diagnóstico de cáncer de hígado del primero de ellos en 2016. “Yo creo que por lo que hemos pasado me ha dado la capacidad de contar las cosas desde una perspectiva más profunda. Cuando tú sufres y pasas por momentos así luego vives con más intensidad porque sientes más, quieres más y estás más agradecido”, reflexiona, aunque matiza que, “por supuesto”, no le desea ese sufrimiento a nadie.

A raíz de esta experiencia propia que le ha transformado, Bublé reconoce que esperaba que la pandemia tuviese también un “lado bueno”, que hiciese que como sociedad apreciáramos más la vida, tuviéramos más empatía hacia los otros y nos quisiéramos más, pero no duda en afirmar que ha sido “más bien todo lo contrario”, que “todo se está polarizando más”. Un escenario que le inquieta y le “aterra” cuando piensa en sus hijos. “Hay algo que no está bien. Creo que es algo que probablemente sentimos muchos, que vivimos en una sociedad que está rota”, confiesa. Por ello, asegura, ahora “el romanticismo es esencial para la supervivencia”.

¿Y cómo se enfrenta uno al trabajo cuando sabe que es difícil volver a hacer algo mejor? Bublé tiene un “as en la manga” del que no desvela detalles, pero en el que ya trabaja. “La razón por la que mi carrera ha durado 20 años es porque siempre he tenido mucho cuidado a la hora de poner las cartas sobre la mesa y hay determinados discos y conceptos que son ases, lo sabes”, cuenta. Así hizo, confiesa, con Christmas, álbum publicado en 2011 pese a que su compañía discográfica llevaba pidiéndoselo “muchísimo tiempo” y que se guardó hasta tener su carrera “más consolidada”. Ahora, señala, su trabajo es lo suficientemente conocido como para que su nombre no tenga que aparecer en la portada de su nuevo álbum, lo que la convierte en su “favorita”. Han sido tantas las ganas que ha sentido de “vivir a tope”, de “bailar como si nadie estuviera mirando”, que incluso se ha lanzado a hacerlo en el videoclip de Higher. “En ese vídeo me rompí el manguito rotador”, dice, preguntado por la pelota de tenis que sostiene a ratos en sus manos. “Pero ha merecido la pena”.

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