Mikal Bridges encarna a la perfección la resistencia de los Brooklyn Nets del destino al que se les aboca la lógica, dando lo mejor de sí como nunca había dado con 45 puntos para derribar a los Miami Heat (116-105). La negación del conjunto neoyorquino a su nueva realidad, tan difícil de aceptar eso de pasar de ser un candidato al anillo a un ‘candidato’ a perder su plaza de play-offs, de ese proyecto faraónico que se ha ido al garete, coincide con el conflicto de realidades del ambicioso Bridges, de tenerlo casi todo en el desierto para ganar el título a no tener casi nada en el lujo de Nueva York -o así lo ven los demás-, para acceder a la codiciada sortija.
“Viniendo de Phoenix, la mentalidad era de ganar el título”, reconocía Bridges, desglosada su anotación en un 17/24 en lanzamientos y un 4/6 en triples, además de 8 rebotes y 5 asistencias para mantener bien viva la ilusión de los Nets, quintos ‘todavía’ en el Este con 34-24 con este triunfo forjado en el último cuarto con hasta 17 tantos de Bridges.
El alero mantiene su mirada decidida, su energía en la pista a pesar de que ha sufrido la ‘otra’ NBA, la que trata a los jugadores como mercancías, predominando el deseo, el anhelo de una estrella como Durant por encima de los sentimientos, tan arraigado Mikal a Phoenix, toda su vida en la franquicia de Arizona.
“Siento que seremos un equipo contra el que nadie querrá jugar”
“Ha sido duro venir de Phoenix, pero este era el mejor momento para ser traspasado por la confianza que tengo. Tenemos un gran equipo y un gran staff técnico, si seguimos aprendiendo y creciendo juntos, siento que seremos un equipo que se hará respetar y contra el que nadie querrá jugar”, advirtió Bridges, secundado por otro de los Suns, Cam Johnson, con 18 tantos. En vano fue el vistoso doble-doble de Bam Adebayo -24 tantos y 13 rebotes-, y los 21 de Gabe Vincent, sin que fuera el día de Jimmy Butler, sólo 13 puntos con un 4/11 en tiros de campo en unos Heat ahora séptimos con 32-27.
Aunque sean sólo 3 partidos, la media anotadora del alero con respecto a sus años en los Suns ha subido exponencialmente, de 17 a 25 puntos. “Me siento un poco más libre”, confiesa Mikal Bridges, sin estar supeditado en estos Nets a ningún astro como Devin Booker o Chris Paul. “Pero, lo primero defender, siempre. Es mi mentalidad”, recuerda Mikal Bridges, con fama de defensor de élite en la liga a pesar de su influencia en ambos lados de la cancha.
A la espera de que Jacque Vaughn descubra el nuevo enfoque con Ben Simmons, quién sabe si como ya pívot fijo -2 puntos, 4 rebotes y 4 asistencias en 20 minutos esta vez-,Bridges se salta cualquier tipo de adaptación. En Phoenix le prometieron el anillo pero, quizá, nunca se sintió tan libre en la pista como en estos Nets. La versión más ofensiva de Mikal Bridges ha entrado en erupción.