Ya es oficial. El exvicepresidente de Donald Trump, Mike Pence, compite contra su jefe y contra el resto de candidatos por la nominación del Partido Republicano para las elecciones presidenciales de 2024. Pence, que lleva ya tiempo en precampaña, ha presentado oficialmente los papeles que le convierten en candidato y tiene prevista para esta misma semana la puesta de largo de su campaña.
El nuevo aspirante tiene programada para este miércoles una entrevista con la CNN en horario de máxima audiencia. El formato, con asistencia de público, será similar al de la polémica entrevista a Trump de hace unas semanas y se emitirá en directo desde Iowa, el primer Estado donde los votantes republicanos manifestarán sus preferencias en la carrera de las primarias. La semana pasada trascendió que el exvicepresidente planea lanzar un vídeo y participar en un acto en Des Moines (la capital y ciudad más importante de Iowa) este miércoles para presentar su campaña.
Pence se enfrentó a Trump en el último tramo de su mandato, cuando el entonces presidente se negó a admitir su abultada derrota en las elecciones de noviembre de 2020 ante Joe Biden y se resistió a una transición ordenada de poder. El exvicepresidente ha tenido que declarar como testigo en alguna de las investigaciones judiciales abiertas contra su antiguo jefe.
El ahora candidato llega con su propio horizonte judicial despejado. El Departamento de Justicia acaba de dar carpetazo a la investigación sobre los documentos clasificados que se llevó indebidamente a su domicilio tras dejar el puesto. La Fiscalía ha comunicado a Pence el cierre de la investigación en una carta fechada el 1 de junio en la que se asegura que no se presentarán cargos. A finales de enero trascendió que los ayudantes del que fue vicepresidente de Trump descubrieron en su casa de Indiana una docena de documentos con marcas de clasificación como secretos. Pence se sumaba así a Trump y a Biden, que también se llevaron indebidamente documentos confidenciales a sus domicilios privados.
Las primarias republicanas están muy concurridas. El gran favorito es Trump. Su principal rival es el gobernador de Florida, Ron DeSantis. Más alejado en las encuestas está el propio Pence. También han entrado ya en carrera la exembajadora de Estados Unidos ante la ONU y exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley; el único senador republicano negro, Tim Scott; el exgobernador de Arkansas, Asa Hutchison; el emprendedor multimillonario del mundo de la biotecnología y azote de la ideología woke Vivek Ramaswamy; el también empresario Perry Johnson; el comentarista político Larry Elder, y el político y hombre de negocios Rollan Roberts, hijo del senador por Virginia Occidental del mismo nombre.
Se espera también que este martes presente su candidatura el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie, enemigo declarado de Trump. Además, suenan otros nombres, algunos como probables, otros más especulativos, como los gobernadores de Dakota del Norte, Doug Burgum; de New Hampshire, Chris Sununu, y de Virginia, Glenn Youngkin, entre otros.
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El principal beneficiario de la avalancha de aspirantes dispuestos a desafiar a Donald Trump puede acabar siendo el propio expresidente. El hecho de que muchos den el paso muestra que no le ven en una posición tan sólida como apuntan las encuestas. Al tiempo, la división del voto entre diferentes alternativas puede acabar por asegurar su victoria.
Ante la proliferación de candidaturas, el Partido Republicano ha decidido fijar unos umbrales mínimos de intención de voto y de número de donantes para poder participar en los debates electorales, según anunció este viernes el Comité Nacional Republicano (RNC, por sus siglas en inglés).
Para participar, un candidato debe tener al menos un 1% de intención de voto en tres encuestas nacionales o, alternativamente, un 1% en dos encuestas nacionales, más un 1% en una encuesta estatal de dos Estados diferentes de los primeros de las primarias (Iowa, New Hampshire, Nevada, Carolina del Sur). Además, deben contar con 40.000 donantes diferentes, con un mínimo de 200 donantes en más de 20 Estados.
El encuentro tendrá lugar en Milwaukee (Wisconsin) el 23 de agosto. Si demasiados candidatos cumpliesen las condiciones, el debate se celebraría en dos vueltas: parte de los candidatos el 23 de agosto y otra parte, al día siguiente.
La gran incógnita sigue siendo si Trump, favorito en las primarias republicanas, se prestará a participar. Hasta ahora ha dado indicaciones de que prefiere quedarse al margen y no arriesgar la cómoda ventaja de que goza en las encuestas frente a Ron DeSantis, su rival más fuerte, y el resto de candidatos. Los que participen deben comprometerse a no acudir a ningún debate no autorizado por el RNC durante el resto del ciclo electoral y a apoyar al candidato final del partido.
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