Ícono del sitio La Neta Neta

Milagro por colocación

Es lo que tiene jugar cada tres días en Liga y en Europa League, que el domingo puedes tener una tarde plácida en la que el Cádiz ni siquiera te tira a puerta y el jueves tienes que sudar de lo lindo para conseguir un trabajado punto en Alkmaar. Álex
Remiro, en todo caso, volvió a cumplir con el objetivo más preciado de un portero. Dejar su meta a 0. Y ya son cuatro partidos consecutivos sin tener que recoger el balón de la red. Dos escenarios distintos. Apenas tener que trabajar o dar las gracias al larguero por no haber estado varios centímetros más arriba.

Desde que el colegiado decretó el inicio del partido el de Cascante se dio cuenta que la noche no iba a ser como la de la ida. Un mejorado AZ Alkmaar puso por fin en apuros a un Remiro que ya ni estaba acostumbrado a obrar milagros. La jugada más elaborada de los tulipanes acabó con una manopla salvadora del navarro, que culminó la perfecta combinación del AZ despejando el balón a córner cuando Koopmainers tenía todo a su favor para hacer el gol. Se le complicó incluso la jugada, después de que el cuero impactara en Oyarzabal, pero es ahí donde los ejercicios de Luis
Llopis con las pelotas de tenis dan su resultado. Remiro, que estaba algo vencido, fue capaz de tirar de reflejos para salvar a la Real.

¡Y gracias!

La Real no defendió colectivamente con eficacia y eso lo notó su portero, que tuvo que hacer un milagro para conseguir salvar un punto en el AFAS Stadium. Los neerlandeses botaron un córner al segundo palo mientras la Real defendía en una zona mixta. Varios marcaban al hombre mientras otros esperaban estáticos. Esa pasividad la aprovechó De
Wit, que dejando en un bloqueo a Le
Normand remató como pudo el envío. Apareció un ángel en la noche fría de Alkmaar. Remiro dio un ligero pasó a su izquierda para repeler el gol cantado simplemente por colocación. Los reflejos entrenados con Llopis volvieron a salvar a la Real, que aún iba a tener que sufrir más.

Sin tiempo para digerir el golpe recibido, llegó otro aviso, aún más serio que el anterior. Le
Normand despejó un balón suelto que fue a parar a las botas de Koopmainers, que cayéndose se sacó un misil de la manga que acabó escupido por el larguero. De nuevo a dar las gracias, porque quedaba la última.

Boadu le ganó la posición a un inocente Le
Normand y encaró hacia la portería. Levantó la cabeza y colocó un centro medido a Aboukhal que no acertó con el remate de cabeza, que en caso de haber encontrado portería no hay milagro que hubiera detenido el testarazo. Noche complicada para Remiro, que al menos cumplió de nuevo con el objetivo.


Source link
Salir de la versión móvil