Lo primero que hizo Donovan Mitchell como jugador de los Cleveland Cavaliers, durante su rueda de prensa de presentación, es mostrarse muy sincero. Reconoció que esperaba recalar en los New York Knicks, la franquicia de su estado natal, preguntando a todos los presentes: “Y quién no querría jugar en casa?” A pesar de ello, el exjugador y All Star de los Utah Jazz, un proyecto ahora desmantelado, se mostró muy ilusionado por recalar en una plantilla joven pero de mucha calidad.
La NBA y la Conferencia Este teme ya el resultado de su asociación con Darius Garland en el juego exterior, muy bien complementado con el pívot Evan Mobley y el veterano Kevin Love. También estará junto a él un viejo conocido en Salt Lake City, el catalán Ricky Rubio. Aprovechando su reunión con el base de El Masnou, Mitchell compartió detalles bonitos sobre su anterior andadura juntos en Utah:
“Le llamo Jesús. Se ha cortado el pelo ahora, pero cuando estaba en Utah lo tenía largo. Es un tipo que me ayudó en todo. En los pequeños detalles. En cuanto a mi trabajo, mi rol, el juego de posesiones. Solo puedo verle liderando a este equipo desde la posición de base, ejerciendo ese rol ayudando también a los jóvenes. Yo nunca pensé en jugar en la NBA y él me ayudó con las pequeñas cosas del juego. Por eso estoy eternamente agradecido a Ricky”.
Otro detalle curioso que desveló fue una reciente visita a España, donde el jugador se sigue recuperando de su grave lesión de rodilla. “Ahora es un poco más mayor, pero sigue siendo ese tío alegre y divertido que conocí. He ido a España a verle y estuve con él, así que volver aquí y jugar con él es realmente especial”, zanjó Mitchell, una pieza que ha cargado de ilusión a uno de los proyectos revelación de la NBA el curso pasado.