El director deportivo del Sevilla, Monchi, ha destacado el nivel de exigencia que ha logrado generar el club andaluz, instalado ya entre los grandes de España. En una entrevista realizada en Grecia por el que fuera su compañero en el vestuario del Sánchez Pizjuán Vassilis Tsartas, el ejecutivo gaditano explica lo que siente cuando el Sevilla gana y cuando el Sevilla pierde.
“La felicidad que se trae con un título, la gente la quiere seguir teniendo. Y por eso se acaba el mundo cuando pierde un partido el Sevilla. Es lo que ocurre a los equipos grandes, al Madrid y al Barcelona. El Sevilla está a ese nivel y en la elite el nivel de exigencia es muy alto. Tenemos que convivir con eso”, explica Monchi.
El gestor sevillista se considera una persona cercana al aficionado. “Soy una persona activa en las redes, las uso mucho y mando mensajes de vez en cuando. De tranquilidad, confianza y felicidad… Hay una mayoría que confía, pero también hay gente que quiere más, porque el club ha crecido mucho a nivel económico. Pero yo intento controlar aquello que puedo controlar y centrar los esfuerzos en donde puedo producir algo positivo para el equipo, que es mi trabajo”, comenta el ex guardameta, que asegura tener los mismos hábitos de siempre: “Siempre he entendido mi crecimiento como algo que la vida me ha regalado y lo que tengo que ser es agradecido. Pero sigo siendo Monchi, no tengo por qué ser distinto. Si hubiese cambiado, las cosas no me habrían ido bien. Cuando termine esta entrevista me voy a San Fernando, mi pueblo, a comer con mis amigos de la infancia. Para qué voy a cambiar, me gusta seguir así”.
Monchi también habló del director deportivo de su día a día al frente de su equipo de trabajo. “He dejado fluir mi vida como soy. Hay muchas maneras de liderar un grupo, mi manera de entenderlo es creando más líderes, no creando seguidores. Yo soy el jefe, tengo 150 personas que dependen de mí, pero ellos saben perfectamente cómo soy yo. Casi nunca tengo que utilizar el cartelito de jefe. Porque ellos me entienden. Soy exigente. A mi guardia más cercana le he trasmitido que ellos tienen que tomar decisiones. Soy un defensor de la teoría del error, me he equivocado mucho y de cada error he aprendido”.
Por último, también se refirió al asesoramiento que tiene que tener un jugador joven y la actitud equivocada de muchos padres que les perjudica con la ansiedad por convertirlos en futbolistas profesionales.