Las cuarentenas que han traído de cabeza a todo aquel que ha llegado a Tokio para los Juegos Olímpicos no son extrañas para Lucas Mondelo, seleccionador español femenino de baloncesto, que ya ha vivido varias al ir y venir como entrenador de las Toyota Antilopes de la liga nipona. Conoce el terreno y afronta los Juegos como una oportunidad: la de resarcirse del Eurobasket.
Mondelo (Barcelona, 1967), partícipe desde el banquillo de una racha histórica del equipo femenino de baloncesto, siete campeonatos internacionales sin bajarse del podio -incluida la medalla plata en Río 2016 y tres oros europeos- asegura a EFE en Tokio (Japón) que el equipo se toma estos Juegos como la oportunidad de resarcirse del “golpe duro” del reciente Eurobasket, en el que acabaron séptimas y tuvieron “muy mala suerte”. Opción que se les presenta apenas unas semanas después, algo que pasa “muy pocas veces” en el deporte.
La selección española llega a estos Juegos en un nuevo proceso de recambio generacional, con más de 20 años de diferencia entre la capitana, la base Laia Palau (41 años) y la más joven, la pívot Raquel Carrera (19) y con el recuerdo de la histórica plata de Río, la primera del baloncesto femenino español. Otra medalla sería “una consecuencia, pero no un objetivo”, que para Lucas Mondelo debe ser alcanzar los cuartos de final.
Ya llevan unos días en Tokio, ¿cómo ha llega el equipo y cómo está siendo la adaptación?
Llegamos tras un viaje bastante duro, de cerca de 30 horas entre las 8 horas en el Aeropuerto de Madrid (el vuelo se retrasó por exceso de peso), luego 13 horas de viaje, 5 en Tokio-Narita haciendo los trámites, y después llegar a la Villa, donde cenamos a la 3 de la mañana. Fue un viaje duro, pero la alegría hace que todo el mundo entienda y comprenda que estas cosas pasan y ha habido una muy buena actitud de toda la expedición.
Llevamos unos días aclimatándonos al horario, hay siete horas de diferencia y esto produce cierto desajuste de los cuerpos con el ‘jet lag’, hemos intentado acoplarnos, porque vamos a jugar a las 10 de la mañana, que es algo muy inusual en baloncesto.
El equipo lo está llevando bastante bien con su dificultad, y estamos haciendo buenos entrenamientos. Al principio siempre hay sobreactividad, porque estas emocionado por las Olimpiadas, eso no es malo, lo que pasa es que estás más impreciso. El equipo está muy bien de actitud, toco madera, cosa diferente que en el Europeo, en el que nos faltaba Alba (Torrens) y teníamos varias jugadoras importantes tocadas, en este caso parece que está todo bien.
Lo único es que lo que ganas por un lado lo pierdes por otro, la Olimpiada va a ser muy dura, cualquiera le puede ganar a cualquiera, solo Estados Unidos está muy por encima de los demás, pero el resto estaremos muy igualados, se definirá por detalles.
El Eurobasket estuvo muy marcado por los positivos de Alba Torrens y Tamara Abalde, ¿cómo afrontaron esa situación y qué les enseña para estos Juegos?
Yo creo que nos ha hecho más fuertes. El equipo, en lugar de venirse para abajo, cuando retomamos los entrenamientos antes de venir a Tokio al equipo no se le veía con la ansiedad y el estrés de resolver lo que pasó allí. Estaban, más que afectadas responsabilizadas, y con buena actitud. Son ganadoras, un equipo competitivo.
Lo hemos enfocado de la siguiente manera: pocas veces tienes la oportunidad de ante un golpe duro como el del Europeo y con tan mala suerte, de resarcirte y olvidarlo, y en este caso se nos ha dado. Así que vamos a ir con esa actitud.
No hablo de medalla, que es muy complicado, ojalá, vamos a competir por ello, pero sí hablo de volver a dar un golpe encima de la mesa, después de un Eurobasket en el que los tres partidos que perdimos los pudimos ganar. Tuvimos mala suerte en el que nos metía en las medallas, pero somos España y aquí estamos. Esa es la actitud.
De hecho, cayeron contra Serbia, que acabó siendo la campeona.
Es curioso, fíjate lo que es el destino, un tiro libre y hubiéramos sacado una chapa, no sé cuál, pero estoy convencido de que hubiéramos sacado una y Serbia no hubiera sido campeona. Otras veces ha salido cara, y esta vez no salió. Cuando te enfrías piensas que en otros momentos hemos tenido esa suerte de los campeones. Por eso hay un punto de esperanza de que todas las desgracias han pasado y ahora vamos a tener un puntito más de suerte.
Hasta este Eurobasket, España llevaba siete torneos seguidos sin bajarse de los podios. Es una pasada para el baloncesto español.
Y para el baloncesto de todos los sitios, la única selección que ha hecho eso es Estados Unidos, ni siquiera Australia, que ha fallado en alguna Olimpiada y algún Mundial. No lo ha hecho nadie más que EEUU y la Unión Soviética en su momento, ese es el valor del que la gente no se acaba de dar cuenta, ganar siete medallas seguidas y entre ellas tres a nivel mundial: Mundial 2014 (plata), Olimpiada 2016 (plata) y Mundial 2018 (bronce).
Y con toda la situación de cambio generacional en la selección, Alba y Tamara con covid, jugadoras como Silvia (Domínguez) y (Laura) Gil muy tocadas, aun así un tiro libre nos habría metido en las medallas. Pero eso ya pasó, vamos a jugar la Olimpiada quizás más igualada de los últimos 20 años y tenemos a la campeona de Europa en nuestro grupo (Serbia) y a la cuarta del ‘ranking’ mundial, Canadá. Creo que es el segundo grupo más fuerte y muy igualado.
El objetivo es primero clasificarse para los cuartos, pero la idea es ser primeros o mejor segundo, eso hace que seas cabeza de serie en cuartos y no te cruces con Estados Unidos.
De aquel equipo que fue plata en Río 2016 a este han cambiado varias jugadoras y se está produciendo cierto recambio generacional, con Raquel Carrera (19 años), Maite Cazorla y María Conde (24).
Sería nuestra tercera renovación, ya hicimos una del 2012 al 2013, otra hacia el Mundial 2018, y ahora sería la tercera. Las patas de la mesa que van quedando en la selección van recogiendo a las que van entrando, con su talento, su físico, sus ganas, y les van dando el valor y el compromiso de la selección y de cómo funcionamos, cuáles son nuestros objetivos y cómo los conseguimos, y eso ayuda mucho.
Carrera nos va a ayudar, pero no deja de tener 19 años, no le pongamos demasiado peso encima, porque aunque lo está haciendo muy bien, tiene la cabeza amueblada y es muy madura, pero no deja de tener 19 años, y eso en algún momento puede salir. Pero está muy bien y va ser muy importante en el futuro en la selección.
Cazorla está bastante hecha y ya está cogiendo el relevo, como ‘2’, ‘1’ y en anotación, donde es un puntal. Y Conde es una jugadora con un físico tremendo, talento, pero tiene que encontrar su sitio, que ya lo está haciendo, sin meterle prisa, para no crearle estrés.
Esta mezcla, que ha costado, porque entre que hemos jugado pocos amistosos antes del Europeo y lo pagamos en el europeo, pero ya hay más automatismos, complicidades, se conocen más, y creo que vamos a dar un pasito adelante. Estamos un paso por delante de lo que fuimos capaces de hacer en el Europeo. Lo único es que está todo muy igualado y es más dura la Olimpiada que el Europeo, pero no nos asusta el reto.
Lleva dos años entrenando en Japón, ¿cómo ve a la sociedad japonesa respecto a estos Juegos?
Estamos en una semi burbuja, un poco aislados, pero antes de ir a España al Europeo me sorprendió que en los últimos meses dio un giro: al principio la gente estaba bastante entusiasmada por los Juegos, pero en los últimos meses, como subió el nivel de la pandemia en Japón han cogido un poco de miedo, parece ser.
Aquí dentro (en la Villa Olímpica) hay ilusión, alegría, no dejan de ser unos Juegos, si público en la inauguración va a quedar un poco frío, huérfano, pero el espíritu se palpa en la villa. Va un poquito cojo, pero es espíritu olímpico al fin y al cabo, y es lo más grande que puedes vivir como deportista.
La plata de Río 2016 fue un hito histórico para el baloncesto español, ¿una nueva medalla es un sueño, algo posible?
Es posible, pero vamos a ir paso a paso. Primero vamos a asentar al equipo, las bases de futuro para volver a dar un puñetazo en el Europeo 2023. Aquí hay que estar en el partido decisivo de cuartos para intentar meterte en semis. La medalla soñamos todos con ella, pero no es una presión. Es muy difícil, de hecho España solo ha ganado una en femenino, fácil no debe ser.
Pero la medalla tiene que ser una consecuencia, no el objetivo, una consecuencia de terminar hacer ese equipo que tiene que representarnos en el 2023, de ser competitivos, si conseguimos eso puede haber una consecuencia que es una posibilidad de medalla. El objetivo no es la medalla, sino llegar a cuartos y competir.
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