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Montiel, de la gloria de Lusail a la de Budapest

Montiel, de la gloria de Lusail a la de Budapest

El fútbol tiene historias tan bonitas como la que escribieron ayer el Sevilla y Gonzalo Montiel en el Puskas Arena de Budapest. El conjunto hispalense vuelve a reinar en su competición fetiche y sigue rompiendo todos los moldes a pesar de la horrorosa temporada que venía protagonizando. Lo logró de la mano de uno de sus actores secundarios, un joven argentino que no va a olvidar nunca este último año futbolístico en el que se ha proclamado campeón del mundo con Argentina y de la Europa League como sevillista. Además, siendo uno de los grandes protagonistas en ambas noches, elevando su nombre hasta la eternidad.

Montiel, de 26 años, vive a la sombra de Jesús Navas en el Sánchez-Pizjuán. El lateral argentino empezó la gran final contra la Roma desde el banquillo y no fue hasta la prórroga cuando Mendilibar recurrió a él para oxigenar la banda derecha. Entró en el 95’ relevando a su capitán, pero lo más destacado no se iba a producir con el partido en juego, sino en una tanda de penaltis donde volvió a lucirse. Como sucedió meses atrás en Lusail, Montiel fue el encargado de asumir la responsabilidad de tirar el penalti decisivo, el destinado a la gloria. Con Argentina, el joven defensa metió la pena máxima que le dio el Mundial a la Albiceleste y ayer volvió a echarse el equipo a la espalda marcando el que brindó la séptima corona al Sevilla en la Europa League.

Lo suyo se produjo con mucha incertidumbre. Rui Patrício se tiró a su izquierda y adivinó por dónde iba a tirar, parando su lanzamiento, aunque el portero de la Roma se movió de su posición y el colegiado mandó repetir el tiro. Tenía ante sí Montiel una segunda oportunidad, una ocasión de oro que no iba a desperdiciar. Al igual que en Qatar, eligió tirar a la derecha del portero, y como ante Lloris, no erró, abriendo las puertas del séptimo cielo para los nervionenses.

El nombre de Montiel se conoce ya en toda Argentina por ser el que dio la Copa del Mundo a Messi y también queda inscrito con letras doradas en la historia del Sevilla y la Europa League. El lateral puede resumir su temporada en once metros, los que van de Lusail a Budapest.




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