Moscú amenaza con una respuesta contundente al castigo de Estados Unidos

Las duras sanciones de Joe Biden contra Rusia por los ciberataques y la injerencia en las elecciones presidenciales de 2020 no solo tienen gran simbolismo, sino que asestan un duro golpe a la capacidad de financiación de la economía rusa. El amplio paquete de medidas aprobado por Washington, aunque esperadas desde que el demócrata llegó a la Casa Blanca, prohíbe entre otras cuestiones, que las instituciones financieras estadounidenses compren y negocien con nueva deuda estatal rusa y bonos emitidos por el Banco Central ruso a partir de junio. Unas medidas que han causado una airada reacción de Moscú, que ha advertido que conducirán a represalias y pueden dinamitar cualquier opción para la cumbre entre Biden y el presidente ruso, Vladímir Putin, que había propuesto la Casa Blanca.

En vídeo, la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, Maria Zajárova, asegura que “la respuesta a las sanciones será inevitable”, durante una rueda de prensa este jueves.(FOTO: EFE | VÍDEO: REUTERS)

Son las restricciones más duras impuestas por Estados Unidos en varios años. Tanto que la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, Maria Zajárova, declaraba este jueves que la respuesta por parte de Moscú se hace “inevitable”. Las sanciones impuestas por la injerencia en las elecciones de 2020, ataques cibernéticos y violación de la soberanía de otros países (en referencia a Ucrania), suponen un paso más en la escalada de confrontación entre Rusia y Estados Unidos, cuya relación pasa por su peor momento. Las revelaciones del gran hackeo que afectó hace unos meses a la Administración estadounidense, el caso del opositor ruso Alexéi Navalni, que sufrió un intento de envenenamiento tras el que se aprecia la mano del Kremlin y ahora cumple condena en condiciones polémicas, y por el despliegue de tropas rusas junto a la frontera con Ucrania en un momento en el que los combates en el conflicto del Donbás se han agudizado han deteriorado como pocas veces la relación bilateral.

Poco después de confirmarse las medidas, el Ministerio de Exteriores ha convocado al embajador estadounidense, John Sullivan, en Moscú para una “conversación difícil”, ha dicho Zajárova. Se prevé que las sanciones contra Estados Unidos sean simétricas. “Este tipo de comportamiento agresivo, por supuesto, debe recibir una respuesta decisiva”, ha remarcado la portavoz de Exteriores. “En Washington, deben saber que habrá un costo por la degradación de las relaciones bilaterales. La responsabilidad de lo que está sucediendo es totalmente de Estados Unidos”, ha dicho Zajárova citada por la agencia Interfax.

La portavoz insistió en que las medidas estadounidenses han puesto en duda la “conveniencia” de usar el dólar y “los sistemas de pago controlados por Occidente”, una amenaza tan recurrente como difícil en la práctica de llevar a cabo, al menos a corto plazo. Como en otras ocasiones, el nuevo paquete se dirige contra empresas rusas acusadas de brindar apoyo a las actividades cibernéticas del Servicio de Inteligencia Exterior ruso (SVR), así como contra funcionarios o empresarios cercanos al Kremlin. Entre ellos amplía las sanciones ya impuestas a Alexéi Gromov, alto funcionario de la Administración presidencial acusado de buscar “exacerbar las tensiones en los Estados Unidos al desacreditar el proceso de elecciones estadounidenses de 2020”. También a Yevgeni Prigozhin, un empresario de la hostelería muy cercano al presidente ruso, conocido como “el chef de Putin” y vinculado a la denominada “fábrica de trolls”, que interfirió en las elecciones presidenciales de EE UU en 2016, según la inteligencia estadounidense. Asimismo, la compañía de seguridad Wagner, que ha desplegado paramilitares en Ucrania, Siria, Libia, Venezuela y un buen número de países africanos.

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La iniciativa de Washington es “hostil, pero predecible”, ha remarcado el presidente de la Duma Estatal, Viacheslav Volodin. ”Estados Unidos está perdiendo terreno y sus problemas se están acumulando y los quiere resolver a expensas de otros países, como Rusia, China, Europa y Oriente Próximo”, ha acusado en una publicación de su canal de Telegram. Hasta ahora, sin embargo, Rusia ha negado que los anteriores paquetes de sanciones occidentales —iniciados con la anexión ilegal de la península ucrania de Crimea en marzo de 2014— le afecten. Pero en esta ocasión, las medidas dirigidas contra la deuda pública, que se imponen por primera vez, pueden suponer una notable escalada en las represalias.

De primeras tanto los funcionarios como los empresarios rusos han insistido en que el alcance de la sanción no será tan amplio y no tiene por qué obligar al banco central ruso a elevar los tipos de interés de sus nuevas emisiones de deuda para estabilizar los mercados. Pero, por lo pronto, la noticia ya ha provocado la venta masiva de activos rusos, el tipo de cambio del rublo al dólar cayó más de un 1% antes ya del anuncio oficial y lo mismo el principal índice bursátil, Mosbirzhi. Especialmente tras la llamada telefónica de Biden a Putin el martes, que pese a producirse en plena tensión por el despliegue de tropas en la frontera con Ucrania, incluyó la oferta del estadounidense de organizar una reunión bilateral en un terreno neutral, lo que había generado esperanzas entre los inversores de que las relaciones se podían destensar en parte. Y pese a ello, dos días más tarde la Casa Blanca ha anunciado las sanciones.

Los conflictos sobre la mesa son numerosos y potentes. Y Biden ya había advertido a Putin que tomaría medidas severas contra sus incursiones, sobre todo contra los ciberataques que por primera vez oficialmente adjudica al Servicio de Inteligencia Exterior Ruso. La agencia, una de las tres de espionaje de Rusia, ha calificado este jueves de “tontería” las informaciones de Washington que la señalan. “En las declaraciones de Biden, no se dice una palabra sobre el SVR ruso, pero en una interpretación libre, publicada en cuatro páginas y media con letra fina y enviada especialmente para los medios estadounidenses sobre el SVR ruso, cada línea es un pasaje”, dice el Servicio en un comunicado. “Leer tonterías no es muy interesante”, añade.


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