Miguel
Ángel
Moyá
Rumbo cumplirá 37 años la víspera de la final de Copa contra el Athletic. Huelga decir qué regalo le gustaría más al veterano portero balear. Mientras llega esa cita, el guardameta pelea ahora en solitario para recuperarse de la lesión en la rodilla que le tiene en el dique seco desde que en diciembre sintió unas molestias en el menisco externo que, finalmente, le obligaron a pasar por el quirófano. Imanol avanzó ayer que, entre los lesionados, el arquero es el que mejor evoluciona, si bien es pronto para establecer cuándo podrá reaparecer. Lo que tampoco está claro, a estas alturas, es si ésta será su última temporada en la Real, si bien el portero ya ha dejado claro que pretende seguir en activo cuando han pasado ya 17 años desde su debut ante el Real Madrid de los ‘galácticos’ en agosto de 2004.
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LaLiga ha querido repasar con un vídeo que recoge testimonios de su padre, Juan, y de excompañeros y técnicos que tuvo en sus orígenes la trayectoria de un profesional del fútbol con un recorrido excepcional. Su progenitor no puede sino mostrar todo su “orgullo” a la vez que va repasando los “más de 30 álbumes de 50 páginas” con recortes de prensa alusivos a la carrera de su hijo “y un montón de fotos” que guarda como un tesoro. Uno de los técnicos que lo fichó para el Mallorca siendo un niño subraya que “si al describir a Moyá como portero todos dirán que es un 8 o un 9, aún es mejor como jugador. Y mira que es difícil mejorarlo”. El testimonio final es el de un excompañero que asegura que el meta “está encantado en la Real, en la ciudad, con los compañeros, habla euskera, que para mí es de admirar. Su trayectoria profesional es envidiable”.
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