Muere a los 91 años el actor Christopher Plummer, cuya carrera abarca desde ‘Sonrisas y lágrimas’ a ‘Todo el dinero del mundo’

Christopher Plummer, en 2017 en Los Ángeles en la promoción de 'Todo el dinero del mundo'.
Christopher Plummer, en 2017 en Los Ángeles en la promoción de ‘Todo el dinero del mundo’.Mario Anzuoni / Reuters

Pocos intérpretes han mantenido el porte, la galanura y el talento como el canadiense Christopher Plummer, que ha fallecido hoy viernes ―por un derrame cerebral tras una caída― a los 91 años en su casa de Connecticut en la que vivía con su esposa, la bailarina y actriz Elaine Taylor, con la que llevaba casado 53 años. Su muerte ha sido comunicada por su representante, que ha destacado su sentido del humor y sus buenas maneras, además de su talento, que ha llegado a diversas generaciones. Probablemente, porque Sonrisas y lágrimas —en su título original The Sound of Music-, el clásico de Robert Wise de 1965 en la que él encarnó al capitán John Von Trapp, sea uno de los musicales más famosos de la historia del cine.

La carrera de Plummer abarca 75 años, en las que trabajó en casi 200 películas y series de televisión —además de ser un actor de teatro amante de las obras de Shakespeare―, y en la que solo al final logró el reconocimiento de la Academia de Hollywood: su primera candidatura al Oscar la obtuvo en 2010, al encarnar a Tolstói en La última estación, la estatuilla la ganó con 82 años gracias a Beginners y aún fue candidato en una tercera ocasión, con 88 años, por Todo el dinero del mundo, de Ridley Scott, en la que encarnó a John Paul Getty en un papel que había interpretado Kevin Spacey, a quien la productora reemplazó tras las acusaciones a Spacey de acoso sexual. Algunas secuencias fueron rodadas de nuevo y en otras insertaron a Plummer digitalmente. En 2019 el fallecimiento de su personaje articulaba la acción de Puñales por la espalda, el thriller de Rian Johnson.

Aunque nació en Toronto en diciembre de 1929, Plummer creció en Montreal, y su carrera comenzó en el teatro y la radio, tanto en francés como en inglés. Debutó en Nueva York en 1954, y gracias a su talento rápidamente comenzó a compaginar obras tanto en Broadway como en el West End londinense. Ganó dos Tony: en 1974 por el musical Cyrano y en 1997 por Barrymore, y fue candidato al galardón teatral en otras cinco ocasiones, la última en 2004 por El rey Lear. Formó parte de la Royal National Theatre bajo la dirección de Laurence Olivier y de la Royal Shakespeare Company bajo la dirección de Peter Hall.

Fueron los escenarios los que le abrieron la carrera en el cine, porque en la televisión empezó en 1953. Su primera película fue Sed de triunfo (1958), de Sidney Lumet, adaptación de la obra de teatro en la que él había actuado en Nueva York. Al año siguiente, gracias a J. B., obra dirigida por Elia Kazan, logró su primera candidatura al Tony.

Y llegó Sonrisas y lágrimas, en 1965, adaptación del musical de Rodgers y Hammerstein sobre la vida de la familia Von Trapp, con el que Plummer logró la fama. El canadiense, hombre de teatro, primero rechazó la oferta y después le dolió que doblaran su voz en las canciones. Años después, en el diario The Guardian, confesó que había aceptado “aquel maldito proyecto solo por hacer un musical en el cine”. Tardó muchos años en aplacar su furia. Al final, en el siglo XXI, recordaba con agrado a Robert Wise, el director, y que el musical supuso el inicio de su larga amistad con su compañera de reparto, Julie Andrews.

Así llegaron algunas de las mejores películas de su carrera: La noche de los generales (1967), La batalla de Inglaterra (1969), La caza real del Sol (1969) —con Robert Shaw como Pizarro y Plummer como Atahualpa—, Culpable sin rostro (1975), El hombre que pudo reinar (1975) —en la que daba vida a Rudyard Kipling—, Ases del cielo (1976) y fue Sherlock Holmes, junto a James Mason como Watson, en Asesinato por decreto (1979). Ese mismo año apareció en La calle del adiós y sus trabajos fílmicos empezaron a decaer, aunque mantuvo sus apariciones en televisión, como en El pájaro espino, y sus triunfos en el teatro.

A mediados de los noventa, tras aparecer en Star Trek VI: aquel país desconocido (1991) y en Malcolm X (1992), de Spike Lee, empezó a llamar la atención de nuevas generaciones de cineastas. Actúa en Eclipse total (Dolores Claiborne), Doce monos, El dilema, Una mente maravillosa, Ararat, Syriana, El nuevo mundo, Plan oculto… Su currículo engorda con buenos títulos que acompañan al éxito en el teatro. Logra su primera candidatura al Oscar, y lo gana a la segunda, con 82 años gracias a Beginners; es el actor de más edad en ganar el premio, y también el mayor en ser nominado, por Todo el dinero del mundo, a los 88 años. Por cierto, Scott siempre contó que Plummer fue su primera opción, pero que por su edad contrataron a Spacey. Finalmente, tuvo que recurrir a él.

Además de los premios mencionados, logró dos Emmy, un Bafta, un Globo de Oro y todo tipo de parabienes teatrales. Su hija es la actriz Amanda Plummer, nacida de su primer matrimonio.


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