Muere en prisión Raúl Baduel, el general venezolano que desafió a Hugo Chávez

El entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y Raúl Baduel, ministro de Defensa, en una imagen de agosto de 2006 en Caracas.
El entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y Raúl Baduel, ministro de Defensa, en una imagen de agosto de 2006 en Caracas.GREGORIO MARRERO (ASSOCIATED PRESS)

El general venezolano Raúl Isaías Baduel (Guárico, 1955-2021), ministro de Defensa de Hugo Chávez y, años más tarde, uno de los adversarios más esclarecidos del Gobierno venezolano en el terreno militar, ha muerto en la cárcel víctima de la covid-19.

Baduel, de 66 años, había estado preso en la cárcel militar de Ramo Verde y luego en La Tumba, una celda de máxima seguridad célebre por sus draconianas condiciones en uno de los sótanos del Servicio Bolivariano de Inteligencia. Posteriormente, fue trasladado a El Helicoide. Desde 2019 estaba en una cárcel de máxima seguridad en el Fuerte Tiuna, importante plaza militar en Caracas.

Encarcelado entre 2009 y 2015, Baduel fue detenido de nuevo en 2017 acusado de violentar su libertad condicional y conspirar contra el Gobierno. En 2018, fue degradado y destituido de la Fuerza Armada Nacional junto a otros oficiales involucrados en actividades consideradas conspirativas.

“Lamentamos el fallecimiento de Raúl Isaías Baduel de un paro cardiorrespiratorio producto de la covid-19, que ocurrió mientras se aplicaban los cuidados médicos correspondientes y había recibido la primera dosis de la vacuna. Transmitimos nuestras condolencias a sus familiares y amigos”, informó Tarek William Saab, fiscal general del régimen chavista.

Nacido en Las Mercedes del Llano, en el Estado de Guárico, el 6 de julio de 1955, Baduel era uno de los oficiales más completos y respetados de su generación en las Fuerzas Armadas. En 1982, el también cercano amigo de Hugo Chávez, había participado en la fundación del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, célula conspirativa inicial del chavismo contra los gobiernos de la democracia en las postrimerías del siglo XX.

Un militar alejado del debate político durante muchos años, Baduel fue recordado por encabezar, desde la ciudad de Maracay –epicentro militar del país—la Operación Restitución de la Dignidad, destinada a desconocer el Gobierno instaurado tras la caída de Hugo Chávez el 11 de abril de 2002 y restaurar la autoridad del chavismo en el país.

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El movimiento de los batallones comandados por Baduel hizo posible el rescate y regreso de Hugo Chávez al poder cuando todo parecía indicar que había sido depuesto luego de una rebelión popular que se tradujo en una conjura cívico-militar.

La gesta de Baduel fortaleció aún más sus lazos personales con Hugo Chávez, de quien era compadre, y acrecentó su prestigio en el Gobierno y las Fuerzas Armadas, ampliando su fama como hombre determinado, estoico y de profunda formación religiosa. Desde 2004, Baduel fue ministro de la Defensa de Chávez. En 2006 fue ascendido a general en jefe de las Fuerzas Armadas.

La ruptura con Chávez y la Revolución Bolivariana tuvo lugar a finales del año 2007, muy poco después de haber pasado Baduel a retiro, cuando este emitió un comunicado inusualmente subido de tono, haciendo reclamos públicos a Chávez por imponer subrepticiamente un modelo revolucionario que distorsionaba la arquitectura constitucional del país. La proclama de Baduel llegó muy poco antes del referéndum para la reforma constitucional, una consulta promovida por el Gobierno que constituyó la primera derrota electoral del chavismo. La reforma que perseguía acrecentar las atribuciones del presidente y de las Fuerzas Armadas y debilitar jurídicamente el concepto de la propiedad privada.

“No subestimen la capacidad de análisis de las Fuerzas Armadas”, dijo entonces Baduel, con tono de advertencia al Gobierno, al formular la acusación de que los contenidos de aquella iniciativa de reforma traían enfundado un proyecto autoritario y unipersonal de Chávez. En Miraflores sabían que las palabras de Baduel podían tener eco en los cuarteles.

Las declaraciones de Baduel tuvieron un efecto en aquella reñida consulta, perdida por Chávez, que consideró aquellas palabras una traición de su compañero y amigo. Poco a poco, el comandante llevaría adelante su venganza y comenzaría el calvario personal de Baduel.

Luego de pasar seis años en la cárcel militar de Ramo Verde, bajo acusaciones de corrupción, Baduel fue liberado en 2015, ya fallecido Chávez. La policía política seguía sus pasos, puesto que sabía que el general Baduel era un líder militar escuchado y respetado, que comenzaba a mover sus teclas y a celebrar reuniones en un momento en el cual emergían nuevas protestas contra Maduro en las calles y se fortalecía el asedio de la oposición.

A su regreso a la cárcel, en 2017, Baduel fue tratado con mayor ensañamiento por las autoridades chavistas. Como otros internados en La Tumba, pasó meses en un pequeño calabozo iluminado con luz blanca, sin acceso al sol, sin poder distinguir la noche del día, sin saber la hora, con temperaturas heladas por el aire acondicionado, incomunicado mientras porciones diminutas de comida era pasadas por un pequeño dispositivo en la puerta de acceso.

Uno de los hijos de Baduel, Raúl Emilio, fue llevado a prisión por sedición y amnistiado en 2018. Otro, Adolfo, está preso por su participación en la Operación Gedeón, fallida intentona subversiva de exiliados opositores venezolanos contra el gobierno de Nicolás Maduro en 2019. Andreína, la otra hija de Baduel, había exigido conocer las condiciones de reclusión de su padre, cuyo paradero desconocían, y había denunciado tratos crueles contra su hermano.

“Con la muerte de Raúl Baduel ya son 10 los presos políticos que fallecen bajo custodia”, afirmó en sus redes Gonzalo Himiob, directivo de la ONG Foro Penal Venezolano. “La responsabilidad sobre la vida y la salud de cualquier detenido recae sobre el Estado. Se exige continuamente tratamiento médico para los presos. Casi nunca hay respuestas adecuadas”.

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