El trágico vuelco de un castillo hinchable el día 4 en la población valenciana de Mislata se ha cobrado una segunda víctima mortal. La niña de cuatro años que estaba hospitalizada por un fuerte golpe en la cabeza falleció este domingo. Era la única que permanecía ingresada a causa del accidente que afectó al menos a una decena de niños que estaban jugando en la atracción. Dos pequeñas sufrieron heridas de extrema gravedad al golpearse con el suelo cuando salieron despedidas debido a que una fuerte racha de viento levantó el hinchable por su base y lo volcó. La primera víctima, de ocho años, murió el día 5. La segunda estaba ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Clínico de Valencia, donde falleció ayer.
Carlos Fernández Bielsa, alcalde de Mislata, población de 43.000 habitantes colindante con Valencia, envió a última hora de la noche un tuit lamentando la muerte: “¡Qué tristeza más grande! Pese a los extraordinarios esfuerzos que ha realizado el personal sanitario la segunda niña accidentada en la feria ha fallecido. Una noticia terrible. Todo mi apoyo a sus padres y familiares. Mislata siempre estará unida frente al dolor. Seguimos de luto”.
⚫️Que tristeza más grande!
Pese a los extraordinarios esfuerzos que ha realizado el personal sanitario la segunda niña accidentada en la feria ha fallecido.Una noticia terrible
Todo mi apoyo a sus padres y familiares. Mislata siempre estará unida frente al dolor.Seguimos de luto pic.twitter.com/Fs3ITSR2vs— Alcalde de Mislata (@CarlosFBielsa) January 9, 2022
Agentes de la Policía Nacional están investigando si el castillo hinchable que volcó por el viento tenía los anclajes de sujeción pertinentes. La normativa señala que este tipo de atracciones deben estar sujetas al suelo o, en su defecto, a elementos fijos, tal y como se encontraba, según la primera inspección realizada por los agentes. Fuentes de la policía aseguran que todavía se están recabando todos los testimonios y las pruebas y, por tanto, no hay de momento, ningún informe definitivo. La brigada de homicidios está llevando las pesquisas con la participación pericial de la policía científica.
La normativa también señala que los castillos hinchables no deben estar en funcionamiento si se registran vientos de más de 38 kilómetros por hora. El martes no había ningún aviso por vientos por parte de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en la zona de Mislata y aunque sí llegó una alerta del 112, fue una hora después de que se produjera el accidente. La atracción, como el resto de la feria, había presentado toda la documentación administrativa en regla después de que un ingeniero certificara su cumplimiento, según el Ayuntamiento. Dado que se trata de atracciones que no se desmontan diariamente, la inspección inicial es la que prevalece, tal como marca la ley. Los sensores del cercano aeropuerto de Manises registraron rachas de viento de manera puntual de 72 kilómetros por hora.
El presidente de la Asociación de Industriales Feriantes de Valencia, José Esteban, declaró el pasado miércoles que “en un minuto o en dos se levanta con fuerza el viento” y “no da tiempo a nada”. El propietario del hinchable siniestrado es un feriante que se ha dedicado toda la vida a este negocio, cuenta con varias atracciones y trabaja en varias ferias de la provincia de Valencia y de otras comunidades. En la de Mislata ha participado ocho años.
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Esteban calificó de “desgracia muy grande para la familia, para el dueño de la atracción y en general para los feriantes” la tragedia ocurrida en Mislata, pero destacó que los empresarios feriantes llevan “todo correctamente” y que, pese a ello, hay incidentes “que no se pueden evitar” como el ocurrido en 2012 en la feria de Gandia cuando un tornado destrozó las atracciones y derribó parte de la noria, lo que provocó 35 heridos.
Con la muerte de la niña de cuatro años de Mislata son cuatro los menores fallecidos en España en este tipo de atracciones en los últimos cinco años. El accidente más grave registrado en el mundo tuvo lugar en Australia hace apenas unas semanas, el 16 de diciembre, cuando un fuerte golpe de viento levantó un castillo en una escuela de Tasmania, provocando la muerte de seis menores.