‘Muérete, chayotera’: difunde Dresser amenazas e intimidaciones en su contra

La columna de Denise Dresser se viralizó este lunes, sobre todo por la solidaridad hacia ella, pues reveló una serie de amenazas e intimidaciones en su contra que se resumen en el titular del artículo publicado por Reforma: ‘Muérete, chayotera’.

Así comienza el texto:

“Muérete, chayotera”, me grita el hombre escondido detrás de un cubrebocas negro, y parado frente a mi carrito del supermercado hace unos meses. “Muérete, chayotera”, ruge una y otra vez, hostil, vociferante, entre las filas de frutas y verduras. Corro, salgo a la calle, volteo a ver si alguien me siguió o si alguien me espera afuera, acechante. No sé qué hacer, a quién llamar, a qué autoridad apelar. Me siento tan sola y desamparada como el día que recibí mi primera amenaza de muerte en 2006. Luego de esa elección turbulenta, en la cual voté por AMLO, pero me deslindé de su comportamiento postelectoral, llegó el primer macanazo a mi correo electrónico: “Andrés Manuel te manda decir que tienes dos opciones: Irte del País o un accidente automovilístico”. Al leerlo sentí pánico. Intuí que lo había enviado algún fanático, de esos que dañan sus causas, pero aun así no podía respirar. Recuerdo haberle hablado al director de Proceso quien me aconsejó denunciar, lo cual hice. No pasó nada, como suele suceder cuando alguien agrede a una mujer o una periodista o a una comunicadora.

Desde aquella primera amenaza hace quince años he recibido miles de mensajes similares o peores, de todos los bandos políticos, de priistas, panistas y anexas. Sólo que ahora Twitter y Facebook amplifican el vituperio verbal, la misoginia acendrada, el sexismo rampante que no rebate argumentos o ideas, y se centra en mi salud mental, mi sexualidad, mi edad, mi físico, mi género, la pareja que se me adjudica, el chayote que supuestamente recibí. Las redes se han vuelto tóxicas para las mujeres. Y no escribo desde la victimización; hablo desde la sororidad para acompañar a otras en vida pública, objetos de una violencia que desde las redes salta a las calles. El ciberacoso que es otra forma de acoso de género como lo explica la organización Ciberseguras.

La columna provocó la solidaridad sobre todo de colegas, pero además se manifestó el Programa de las Américas del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), quien retomó a otras columnistas que también han sido amenazadas e intimidadas:




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