Decenas de miles de israelíes se manifestaron el sábado en tres grandes ciudades contra los planes de reforma judicial del primer ministro Benjamin Netanyahu, al que los organizadores acusan de socavar el régimen democrático semanas después de su reelección.
Al frente de una coalición nacionalista religiosa con una sólida mayoría parlamentaria, Netanyahu, ahora en su sexto mandato, quiere controlar al Tribunal Supremo en lo que ha descrito como un restablecimiento del equilibrio de los tres poderes del Estado.
Los críticos afirman que las propuestas paralizarían la independencia judicial, fomentarían la corrupción, supondrían un retroceso en los derechos de las minorías y privarían al sistema judicial israelí de la credibilidad que le ayuda a defenderse de las acusaciones de crímenes de guerra en el extranjero.
Después de que el presidente Isaac Herzog hiciera un llamado a los políticos para que “bajaran la temperatura” de los debates, los organizadores de las manifestaciones -celebradas bajo una fría lluvia invernal- trataron de poner una nota de unidad nacional.
“Salgan a proteger la democracia y la ley en el Estado de Israel”, dijo el ex ministro de Defensa centrista Benny Gantz, que asistió a la manifestación de Tel Aviv pero, al igual que otras figuras de la oposición.
Medios de comunicación de comunicación israelíes cifraron el número de asistentes en unos 80.000, con miles más en las protestas de Jerusalén y Haifa.
Imágenes en redes sociales mostraron un pequeño número de banderas palestinas, desafiando a los aliados de extrema derecha de Netanyahu. Uno de ellos, el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, declaró a Kan TV que quería que se retiraran esas banderas, pero que estaba esperando la opinión del fiscal general antes de ordenar cualquier medida represiva.
El viernes, Netanyahu, de 73 años, dio muestras de flexibilidad respecto al plan de reforma, afirmando que se aplicaría “con una cuidadosa consideración y escuchando todas las posturas”.
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