Este jueves se informó la muerte de Laura Morán Servín, quien fue pareja de Federico Gertz Manero y perseguida penalmente por su hermano, Alejandro Gertz.
Laura Morán fue pareja de Federico Gertz durante más de 50 años; a su muerte, en 2015, su hermano Alejandro Gertz la acusó a ella y a su hija, Alejandra Cuevas, de negligencia en el fallecimiento, por supuestamente no darle los cuidados médicos adecuados.
Alejandra Cuevas, quien estuvo presa por este asunto, comunicó la muerte de su madre:
En sus últimos momentos, nos sentimos profundamente agradecidos por las innumerables muestras de apoyo y cariño que recibimos de amigos, familiares y de la sociedad civil, lo que permitió que mi madre partiera en paz, sin tener que soportar la angustia de mi ausencia mientras estaba injustamente encarcelada. Esta solidaridad nos brindó un consuelo inmenso y reafirmó nuestra fe en la bondad humana, alimentando nuestra esperanza de que, aunque la justicia nos ha sido esquiva en México, la vida encontrará la manera de equilibrar las balanzas.
La persecución penal
En 2017, Aristegui Noticias publicó la denuncia de Alejandro Gertz, quien reclamaba la falta de acción de la justicia, señalando que la familia Morán tenía el apoyo del entonces gobernador mexiquense, Alfredo del Mazo.
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El caso no registró avances… hasta que Alejandro Gertz Manero se convirtió en fiscal General de la República, y Ernestina Godoy titular de la fiscalía capitalina.
En septiembre de 2020 la Fiscalía de la Ciudad de México aceptó los argumentos de Gertz Manero y armó un caso que presentó ante una jueza, quien obsequió las órdenes de captura, reveló un reportaje publicado por Pablo Ferri, en El País.
Alejandra Cuevas fue capturada poco después, y su madre, Laura Morán, de 93 años, se convirtió en la prófuga de la justicia de mayor edad en el país.
La familia de las mujeres salió a denunciar las irregularidades del caso.
Negó cualquier ilegalidad relacionada con cuentas bancarias y acusó que Federico Gertz Manero utilizó su influencia para encarcelar a su madre.
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A partir de esa entrevista, los hermanos hermanos Alonso, Gonzalo y Ana Paula Castillo Cuevas dejaron el perfil bajo y se convirtieron en férreos defensores del caso que tenía a su madre en prisión.
Llevaron su protesta a las redes sociales y eventos públicos, donde se convirtieron en una piedra en el zapato para el fiscal y todo el aparato de justicia.
El caso se mantuvo empantanado en decisiones judiciales y por la vía del amparo prometía seguir una larga ruta jurídica, entre apelaciones y fallos insatisfactorios para ambas partes.
El asunto llegó al máximo tribunal.
La Suprema Corte determinó que no había elementos para atribuir un delito de falta de cuidado a ninguna de las dos mujeres y se ordenó su inmediata liberación.
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