La dolorosa eliminación en semifinales de la Supercopa deja paso a una nueva ilusión en la Real. Después de estar a milímetros de jugar esa final que ganó el Athletic el domingo ante el Barcelona, el conjunto txuri urdin se estrena mañana en la Copa
de
Rey en Córdoba, ante un equipo de Segunda B, donde comenzará otra senda que puede llevarle a otra final, el 17 de abril, sólo dos semanas después de jugar la correspondiente a 2020. El camino lo conoce, se trata de volver a recorrerlo doce meses después.
La primera premisa es evitar engordar la lista de equipos de Primera
División
que ya han caído a estas alturas del torneo. Es, precisamente, esa criba, la que acrecienta las posibilidades de avanzar con cierta sencillez hasta las últimas rondas del torneo. El hecho de que Atlético de Madrid,Alavés, Celta, Cádiz, Elche, Getafe, Huesca o Eibar hayan caído ya eliminados allana, en principio, el camino a los equipos de la máxima categoría supervivientes. Un sorteo más o menos asequible en la siguiente ronda, siempre que se apee mañana al Córdoba, ofrecería a la Real mucha posibilidades de situarte en cuartos de final sin grandes alardes. Una vez más, a sólo tres partidos de reeditar el pase a la final logrado la pasada campaña contra el Mirandés.
Lleida, la última debacle
Son, en cualquier caso, todas esas eliminaciones de equipos de Primera las que deben poner en estado de alerta a una Real con suficiente experiencia en propias carnes en este tipo de situaciones para jugar sobre aviso mañana en El
Arcángel. Hace poco más de tres años del último descalabro copero ante el Lleida, con Eusebio aún de entrenador, al perder (2-3) en Anoeta después de haber ganado en la ida (0-1), pero es que si rebobinamos la cinta unos años más, nos toparemos con la mayor galería de los horrores del club. El propio Córdoba (en 2011) protagonizó una más de las bochornosas decepciones coperas de la Real en las últimas décadas que incluye una amplia nómina de clubs de inferior categoría (Almería, Rayo, Mirandés, Zamora, Hospitalet, Numancia, Logroñés, Beasain…) que escribieron algunas de las más negras páginas de la historia reciente del club txuri urdin.
El comportamiento de la Real en el torneo del KO en la última década, sin embargo, ha elevado sensiblemente el listón respecto a aquellos funestos episodios de los noventa y principios de siglo XXI. El conjunto txuri urdin no sólo es el vigente
finalista de la edición 19/20, sino que también alcanzó las semifinales
en
2014, amén de unos cuartos de final en 2017. De hecho, desde aquella derrota ante el Barcelona (5-2) en el partido de vuelta de cuartos en el Camp Nou de la 16/17, la Real no ha perdido ninguno de los siete partidos que ha jugado lejos de Anoeta en el torneo del KO y a esa solvencia reciente como visitante se agarra para sacar el billete para los octavos de final en el mismo escenario en el que el miércoles pasado se llevó el mayor disgusto de los últimos tiempos.
Tres bajas: tomárselo en serio
Si algo le dio el éxito a Imanol en la Copa de la pasada temporada fue conceder a este torneo la misma importancia que la Liga o la Europa
League y presentar alineaciones reconocibles en todas las rondas. El técnico txuri urdin sólo tendrá tres bajas para mañana (Silva, Moyá y Sangalli) de manera que cuenta con 23 futbolistas disponibles del primer equipo para conformar una alineación
con
las
suficientes
garantías para superar al Córdoba. Si bien es posible que Alguacil opte por dar descanso a alguna pieza clave, es poco probable que diseñe un ‘once’ formado exclusivamente por jugadores de la unidad B. Tomarse el partido en serio y presentar una escuadra que mezcle el potencial de las grandes ocasiones con algún retoque para que algún futbolista pueda descansar es el primer paso para no pasar apuros esta noche y estar en el bombo de octavos de final el viernes en Las Rozas.
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