Nacho Duato está de vuelta en la Compañía Nacional de Danza (CND). 11 años después de su polémica salida de la formación dependiente del Ministerio de Cultura, que dirigió durante dos décadas, el coreógrafo ha enterrado definitivamente el hacha de guerra con la creación de una nueva obra en la que fue su casa tantos años. Joaquín de Luz, actual director de la institución, ha ido acercándose de manera cautelosa al artista valenciano desde que asumió el cargo en 2019, primero con la reposición de algunos de sus trabajos y esta temporada ya con el encargo de una nueva pieza específica para la agrupación. El resultado es Morgen; y se estrena este viernes en el Palacio de Festivales de Cantabria, en un programa que también incluye coreografías de Hans van Manen (Grosse fuge) y Christopher Wheeldon (Polyphonia).
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Con música de Pedro Alcalde, la nueva coreografía parece reconectar con la línea creativa que Duato tuvo que abandonar abruptamente cuando salió de la CND, y que nada tiene que ver con los fastuosos y numerosos clásicos del repertorio académico que ha estado versionando para el Ballet del Teatro Mijáilovski de San Petersburgo, que dirige desde 2011, ni con las obras que montó durante ese breve hiato en el que estuvo al frente del célebre Ballet Estatal de Berlín, entre 2015 y 2019, de donde salió también acompañado por la polémica.
Pregunta. ¿Cómo es Morgen;?
Respuesta. El título Morgen; sale de un aria de Strauss y el punto y coma, un símbolo que no todo el mundo conoce, es el que se tatúa mucha gente que ha podido superar un intento de suicidio. Creo que el suicidio es la pandemia oculta. Me apetecía este tema porque conecta con las obras que hacía aquí, con la CND, y que en San Petersburgo ya no puedo. Es que, aunque me encanta hacerlos, estoy un poco hasta la coronilla de los lagos, cascanueces y bayaderas que me paso montando en Rusia.
P. ¿Cómo ha encontrado a la CND?
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
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R. Es otra compañía, es distinta, se dedica a otras cosas y ya no están mis bailarines… pero estoy contento de volver, me alegra que se hayan repuesto Remansos, White Darkness y Por vos muero, y está bien que ahora les haga una nueva creación. Nos lo estamos pasando bien. Creo que ellos están a gusto y yo, desde luego, mucho.
Nacho Duato da indicaciones a los bailarines en otro momento del ensayo.ALBA MURIEL
P. 11 años después de su brusca salida de la CND, ¿cómo recuerda todo aquello?
R. Yo no soy nada rencoroso. No guardo rencor en absoluto. No supieron despedirme de una manera decente y educada, y tiene que ver con que aquí no se respeta a la danza. Estoy seguro de que a un director de banco o a un jugador de fútbol no le despedirían de esa manera.
P. ¿Cuánto cuesta una de esas producciones clásicas que hace en Rusia y cuánto costaba hacer una aquí?
R. Una producción allá cuesta alrededor de 1,3 millones de euros, y yo aquí tenía un millón para hacer ocho creaciones, pero no se puede comparar. Lo de aquí es una compañía itinerante sin orquesta ni teatro propio y allá tenemos un teatro que cambia de título cada dos días. El Mijáilovski no tiene pérdidas. Si El lago les costó 1,3 millones y lo bailan 40 veces al año, en dos años ya lo tienen amortizado.
P. ¿Y como es su vida en San Petersburgo?
R. Me gusta mucho, aunque es una ciudad que te oprime al cabo de un tiempo. Hay mucha cultura, mucha ópera, ballet, plástica, hay muchísimas cosas. Son simpáticos y, desde luego, tiene más que ver conmigo un ruso que un alemán. Eso sí, después de un par de vodkas.
P. ¿Cómo recuerda su experiencia en Berlín?
R. Los de Berlín fueron los peores años de mi vida. Tienen una prepotencia insoportable y todavía se creen superiores. A mí me trataron fatal y sé que fue porque era español. Tenga en cuenta que nosotros hemos sido los que les limpiábamos los váteres y les hacíamos las carreteras en los sesenta y setenta, y todavía nos siguen viendo un poco como los inmigrantes que íbamos allí a lavarles.
P. Pero ¿qué fue lo que ocurrió en allí?
R. Me quedaban tres años de contrato por delante cuando nombraron la que sería la nueva dirección y así era imposible. ¿Cómo puedo ir yo a trabajar durante tres años así? Fue un acoso y un bullying increíble. El problema fue que Sasha Waltz [la coreógrafa que le sucedió en el Ballet Estatal de Berlín junto a Johannes Ohman] se creía que iba a ser la directora, pero fui yo, y entonces puso a toda la prensa en mi contra. Yo duré cuatro años, hice más de 15 ballets y cuando finalmente la nombraron a ella, duró seis meses.
P. Ahora también se dedica a pintar…
R. Digamos que como dejé de hacer el tipo de ballets más comprometidos que yo estaba haciendo aquí, me puse a pintar. Aunque se paró por la pandemia, ahora se retoma el proyecto de una gran exposición itinerante sobre mi trabajo que se exhibirá en períodos de tres meses en varias ciudades del mundo arrancando aquí en España. Incluirá mis pinturas, pero será, principalmente, sobre mis ballets y todo lo que he hecho.
Compañía Nacional de Danza
Programa: ‘Grosse fuge’, de Hans van Manen. ‘Polyphonia’, de Christopher Wheeldon. ‘Morgen’, de Nacho Duato (estreno absoluto). Palacio de Festivales de Cantabria. Santander. 25 de febrero a las 19.30 horas.
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