Nadal, 500 citas en tierra y una torre de 2,11m


Coleccionista de récords y números, en el instante en que Rafael Nadal ponga hoy el primer pie sobre la central del Foto Itálico alcanzará una cifra especial. Serán 500 partidos en su territorio, la tierra batida, y lo hará (no antes de las 13.00, #Vamos) frente a un rival que obliga a mirar hacia arriba y a sacar el metro: Reilly Opelka, el tenista más alto del circuito junto al croata Ivo Karlovic, despide cañonazos desde sus 2,11 de estatura. Después de sortear dos duros envites con Yannik Sinner y Denis Shapovalov, el español rindió a Alexander Zverev en otro cruce de elevada exigencia (6-3 y 6-4) y encara por una plaza en la final de Roma al gigantón estadounidense. Es decir, le toca ser valiente otra vez.

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“Es muy difícil hacerle un break. Es un jugador muy complicado, porque te da muy pocas opciones al resto y tiene mucha seguridad con el saque; eso le permite jugar tranquilo y agresivo, y lo demuestra los resultados que está haciendo”, prevenía el viernes, día en el que el español dio un salto de juego y derribó a Zverev en dos horas, con solidez y un juego más reconocible. “He hecho muchas cosas bien, ha sido un partido bastante completo”, valoró; “lo que es la base, la he hecho muy bien. Es importante para mi confianza, tanto a nivel de juego como de cuerpo”, prosiguió el de Manacor, cada vez más cerca del nivel que le multiplica en la arena.

De un vistazo, los registros abruman. Este sábado alcanza el medio millar de citas en su superficie fetiche, donde gobierna y ejerce sin comparación: 457 victorias, por solo 42 derrotas; Ivan Lendl le sigue el paso de lejos, con un 81% de efectividad (329/406). Según datos facilitados por la empresa Opta, el balear ha ganado un 91,1% de sus compromisos desde que celebrase su primera victoria en un torneo ATP de Mallorca, en 2002, y ha festejado el 70,1% de sus títulos, 61 de 87. La misma empresa señala que ha conseguido al menos un título sobre tierra en los últimos 18 años (2004-2021), algo que no ha logrado ningún otro jugador en la Era Abierta.

El alicantino David Ferrer ha sido el adversario al que más veces ha batido –20, seguido de Novak Djokovic (18) y Roger Federer (14)–, y Nole es quien le ha vencido a él en más ocasiones (7). El alemán Zverev lo consiguió en una sola ocasión, la semana pasada en Madrid, y en los cuartos de Roma ofreció una loable resistencia en un pulso que incluyó un susto, cuando el campeón de 20 grandes fue a cazar una dejada y se le clavó el pie izquierdo en una línea mal dispuesta, rodando de mala manera.

“Tengo algunas heridas y también me he pegado un golpe en la muñeca, así que al principio me he asustado un poco, pero a los pocos segundos me he dado cuenta de que solo era el dolor de los golpes y no había nada más”, tranquilizó, satisfecho porque su trayectoria evolutiva es ascendente y su cuerpo está ofreciéndole garantías en un torneo en el que se compite a marchas forzadas.

Anticipación y chispa

“Después de un partido como el de ayer [contra Shapovalov], ser capaz de salir a la pista y de competir bien, sintiéndome rápido, quizá más rápido y resistente, es un paso grande”, subrayó. En los tres careos romanos, Nadal ha invertido 7h 38m. Conforme acumula rodaje, su rendimiento mejora y le acerca a la versión que necesita para asaltar Roland Garros. “Después de la final con Tsitsipas [en Barcelona] estuve casi dos días en la enfermería, y de ayer para hoy, me he recuperado bien. He estado trabajando bien estos últimos meses. Me falta un pelín de esa chispa, pero hoy he estado cerca de ese pico”, describe.

“Me he defendido y me he movido mejor, he sido capaz de anticiparme más a la bola y he leído mucho mejor el juego que otros días. Eso para mí es muy importante”, concluyó tras una de sus mejores actuaciones del curso, antes de una prueba diferente contra Opelka. El estadounidense, de 23 años y 47º del mundo, es un sacador de tomo y lomo que abreviará y no le concederá ritmo. En su cartilla personal figuran dos títulos, ambos en rápida (Nueva York 2019 y Delray Beach 2020), y esta semana ha alcanzado su tope en un Masters 1000. Grandullón, de molde norteamericano, ha sido capaz de tumbar a tenistas de la talla de Medvedev, Bautista o Berrettini.

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