“Necesito marcharme porque no soy feliz”. Así de contundente se mostró Iago Herrerín en una entrevista concedida en El Correo. No es la primera vez que el portero dice a las claras que busca una salida, pero sí que lo relaciona con el odio recibido “por una parte de la afición” y que lo esgrime como un motivo para querer abandonar el Athletic. “Los insultos y las amenazas están a la orden del día. Es difícil cuando la gente de tu propia ciudad y tu afición te mata, te insulta y te menosprecia. Da igual que lo hagas bien o mal, que falle un jugador u otro, las culpas siempre son para mí. He tenido cosas muy feas”, reconoció.
En redes sociales y a pie de calle, como el incidente que tuvo tras la victoria en Copa frente al Barça. “Quiero cerrar este año y pensar en el futuro”, admite Herrerín. Y ese futuro no está en Bilbao. Se plantea un cambio de aires para refrescar la mente: “Ya lo he hablado con el club. Estamos en este mundo para ser felices, más allá de jugar o no jugar. He estado aquí sin jugar y he sido feliz porque se ha reconocido mi trabajo”.
Ahora no lo es, por lo que necesita hacer las maletas y eliminar toda la negatividad vivida en los últimos meses. Lo que quiso dejar claro es que su decisión no está motivada “por no jugar”. Al menos no exclusivamente: “Lógicamente, todo el mundo quiere jugar y yo también. Pero para jugar debo demostrarlo y eso es cosa mía. Es por el hecho de cómo me he sentido tratado”.
Herrerín no se siente maltratado por la totalidad de la hinchada del Athletic, sin embargo “hacen más ruido los malos que los buenos” y apunta que se le hace cuesta arriba cada vez que salta al verde: “Llevo un tiempo en el que jugar un partido se me hace muy duro, una misión imposible. Sabes que no puedes encajar un gol y aunque no lo encajes eres consciente de que te van a caer palos”.
El arquero y el club bilbaíno hablaron “antes del confinamiento” con respecto al tema. “Me dijeron que no iba a haber ningún problema y que veríamos cuál sería la mejor forma de salir. Ellos cuentan conmigo, me lo dijeron desde el minuto uno, aunque no juegue. Sienten que tengo un carácter y una forma de ser que ayuda en el vestuario”, aseguró Herrerín.
Al meta le queda un año de contrato y tiene una cláusula de rescisión de 50 millones de euros. ¿Perdonaría ese año por buscar una salida? “Sí, porque no creo que nadie pague 50 kilos por mí. Como no sean 50 kilos de patatas… El Athletic me ha dado mucho y también yo al Athletic. No quiero llevarme un dinero del club que no me merezco”, manifestó el bilbaíno.
No han sido momentos sencillos, Herrerín ha sufrido “mucha ansiedad” y también desveló que buscó ayuda: “He tenido que trabajar con una profesional para intentar llevarlo de la mejor manera posible. Lo he hecho bien, pero sientes que hay un momento en el que ya no puedes más. La cabeza no puede más”. Cierto es que siempre ha contado con la fuerza del vestuario. “Mis compañeros me han ayudado a ser feliz. Somos una cuadrilla. Estás mal en casa, llegas a Lezama y se te quita”, concluyó el portero.
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