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Nelson Vivas, el volcán que aprendió a controlarse

Nelson
Vivas será el nuevo escudero de Diego Pablo Simeone en el
Atlético de Madrid
una vez que el Mono
Burgos anunció hace sólo unos días que no continuará en el cuerpo técnico rojiblanco la próxima temporada. Vivas aún no cuenta con la documentación necesaria para ello pero de cara a la temporada que viene se espera que todo esté solucionado.



En España no se ha podido ver al mejor Nelson, esa versión explosiva que dirigió como primer entrenador en Argentina. No sólo porque no estaba en el banquillo, como sucederá a partir de la próxima campaña. También porque, con el tiempo, el de San Nicolás de los Arroyos ha ido templando su carácter. Ha hecho un ejercicio de introspección para controlar algunas cuestiones de su personalidad que le habían generado conflictos.

Algunos aficionados aún le recordarán en su etapa de jugador, en las filas del Celta de Vig
o y posteriormente en el Arsenal, Inter de Milán, River Plate… O como internacional argentino. Como jugador siempre reconoció ser muy ‘caliente’ y tuvo muchos encontronazos, con Roberto Carlos o Ronaldo, sin ir más lejos. O aún recuerda con sorna cómo le hizo ‘un piquete de ojos’ a Owen en el Mundial de Francia.

Nelson Vivas, nuevo ayudante de Diego Pablo Simeone en el Atlético de Madrid.

Una fuerte personalidad que tuvo su continuidad en su etapa como entrenador. En Quilmes, Estudiante de la Plata y Defensa y Justicia. Ya forma parte del imaginario colectivo del fútbol argentino la imagen de Nelson arrancándose la camisa en un partido entre Estudiantes y Boca.

En 2017, el técnico ‘Pincharrata’ era expulsado y explotaba arrancándose la camisa. “Mi reacción fue inapropiada, por un hecho que me pareció injusto. Por el penal y porque yo solamente le dije lo que había visto, nunca le falté el respeto al línea. Creo que se equivocan sin mala intención, pero en ese momento, que no cobre el penal y que me expulse me parecía injusto. Son visceral y hoy era mucho lo que se jugaba y las revoluciones están más arriba que lo normal. No justifico mi accionar, pido disculpas, pero aclaro lo que me pasó”, señalaba entonces.

Tiempo después, en ‘Infobae’, el argentino reconocía que tras el calentón, llegó la vergüenza, sobre todo al ver cómo afectaba a su familia. “Había un meme de Demi Moore que fue el que más me gustó. El que más gracia me dio. Al sacarme la camisa aparecía ella en la película Striptease… Te cuento algo: una vez, en una concentración, estaba viendo Youtube. Me aparece un video que decía ‘Las 10 cosas insólitas que no vas a poder creer pero pasaron’. Y una de las 10 era yo sacándome la camisa… La vergüenza que me dio. No lo podía creer (…) Nahuel me mandaba los memes por WhatsApp, sí. Y Luana había salido ese fin de semana. Los amigos la sacaban a bailar y se desprendían la camisa, ja. Pero Mía, la más chica, se fue llorando al baño del colegio cuando contaron lo que yo había hecho. A ella la cagué. Así que hubo de todo por esa reacción”, señaló.

A ‘TROMPAZOS’ CON UN HINCHA Y SU OBSESIÓN POR EL ORDEN

Pero no fue el único episodio polémico que vivió. En 2013 no pudo aguantar más los insultos de un aficionado de Quilmes y el míster se fue a la grada para liarse a puñetazos. Tuvo que ser frenado por varios policías. Una circunstancia que le hizo renunciar tras arrepentirse de lo que había sucedido.

Para Nelson
Vivas, salir de su país fue casi una decisión necesaria para su salud mental. “No fue una decisión fácil”, reconocía el que ahora será segundo del Simeone, para añadir que todo aquello afectaba a su vida. “La hostilidad del público frente a un resultado negativo, la toma de decisiones de los que contratan y no evalúan los recursos con los que uno intenta no solo lograr resultados, sino un modelo, afectaba mi vida personal”, señaló.

Y es que Vivas necesita también estar en contacto con el fútbol. La vida lejos de él fue complicada. Él mismo reconoció que se centró en hacer labores del hogar pero incluso ahí, su obsesión por el orden también fue un problema que tuvo que aprender a controlar.

Es un obseso de la limpieza, en Argentina llevaba hasta un aspirador en el coche y lo aspira cada vez que llegaba a casa, por ejemplo. “Ordenaba la heladera (frigorífico) como en un supermercado, con los yogures todos en fila. Agarraba las camisas ya planchadas, las desdoblaba y las volvía a doblar para que quedaran todas iguales y por color. Cada vez que me bajaba del auto lo aspiraba. Y no podía ver un almohadón del sillón fuera de su lugar. ¿Está bien? (…) Estacionaba el auto en el garaje y las ruedas debían quedar paralelas a las líneas de los cerámicos. Y recriminaba al que desacomodara algo. Entonces: o aceptaba ir al psicólogo para seguir viviendo con mi familia o indefectiblemente tenía que irme a vivir solo. Y no quería porque amo a mi familia. Lo traté y empecé a encontrar los porqués…”, explicó en ‘Infobae’.


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