Ni Barça ni Madrid, Athletic

Txapeldunak!!! Sufriendo como mandan los cánones y remontando en la adversidad. Ni Barça ni Madrid, Athletic.

La final de la Supercopa en La Cartuja no fue apta para cardiacos. Esta vez, a diferencia de anteriores citas a cara o cruz con los azulgrana con título de por medio, los leones compitieron de principio a fin. No fue un partido bonito, rara suele ser en una final que se precie. El respeto al rival, táctico sobre todo, imperó mientras la igualdad reinó a ras de césped.

Griezmann dio primero, pero De Marcos respondió de manera inmediata. El panorama se puso mucho más negro cuando el francés hizo el segundo a poco más de un cuarto de hora para la conclusión. Villalibre, que se presentó en Sevilla con su trompeta, dio la nota en el 90 al firmar el 2-2. Lo bueno, con todo, estaba por venir.

Y llegó en forma de un impresionante gol de Williams nada más iniciarse la prórroga. Un señor tanto para un señor título. La impotencia azulgrana salió a relucir al borde del final en una acción impropia de Messi sobre Villalibre, que le costó la roja al astro argentino.

El Athletic supo competir, por insistir que no quede, de principio a fin. Y lo hizo como se requiere en un encuentro donde hay un título de por medio. Los leones, esta vez también, enseñaron sus garras hasta cantar victoria. Un modelo único en el mundo del fútbol profesional demostró al mundo entero que con los de casa y alrededores también se puede tumbar a las ‘selecciones’ mundiales.

Yeray por Nuñez

Marcelino repitió la misma alineación que ante el Madrid con Yeray en lugar de Nuñez. Koeman, por su parte, introdujo dos variaciones en su once respecto a la semifinal frente a la Real. Dest entró por Miguenza en el lateral derecho y Messi, finalmente recuperado de los problemas físicos que le impidieron enfrentarse a los donostiarras, reemplazó a Braithwaite.

El Barça, sorprendentemente, optó de arranque por esperar atrás a un Athletic que, al igual que ante los blancos, combinó la presión alta con la media. La posesión de balón, en semejantes circunstancias, estuvo repartida prácticamente a partes iguales entre uno y otro bando. Un dato significativo tratándose de un conjunto, como el azulgrana, al que le gusta tener la pelota.

Los leones se mostraron muy solidarios en el trabajo de contención. Messi, de hecho, no dio señales de vida hasta el minuto 24. Capa probó poco después a Ter Stegen. La igualdad imperó a ras de césped en este fase de partido que respondió fidedignamente a lo que se entiende por una final. Muchas precauciones, pocos alardes.

Todo, sin embargo, pareció romperse a ocho minuto del descanso cuando Messi y Jordi Alba conectaron y Griezmann, oportuno, batió a Unai Simón. La reacción bilbaína a semejante mazazo fue instantánea. De Marcos, a pase medido de Williams, firmó el empate dos minutos después.

El Athletic reculó en la segunda mitad ante un Barça sin muchos recursos ofensivos. Raúl García, pese a todo, marcó a saque de falta de Muniain, pero el VAR anuló el tanto. El cansancio empezaba a pasar factura a los leones y Marcelino se disponía a tirar de banquillo cuando llegó el 2-1, obra de Griezmann. Los bilbaínos tenían diez minutos por delante para empatar. Villalibre, uno de los cuatro recambios rojiblancos, dio en la diana al borde del 90.

La prórroga también se puso de cara para los leones. Williams marcó un gol de bandera al poco del inicio del tiempo extra. Al Athletic, cansado, le quedaban poco menos de 20 minutos para cantar el alirón. Hecho. Sun sun sun sun sun sun, Athletic txapeldun!!!