Ni el Brexit ni la pandemia detienen a la delincuencia británica en España

Agentes de la Policía Nacional trasladan al británico detenido en Marbella.
Agentes de la Policía Nacional trasladan al británico detenido en Marbella. POLICÍA NACIONAL MÁLAGA

La Costa del Sol adora a los británicos. Suponen el 30% de los visitantes anuales y muchos de ellos tienen residencia a lo largo del litoral malagueño. Ocurre también en otras zonas como Alicante, donde el inglés es un idioma habitual. Esta presencia crea también el ambiente ideal para que la delincuencia de Reino Unido elija estas provincias como destinos favoritos para eludir a los cuerpos policiales. La National Crime Agency (NCA, por sus siglas en inglés) ha anunciado este lunes la detención de siete prófugos británicos entre Málaga y la ciudad alicantina de Orihuela (Alicante, 77.414 habitantes) durante las tres últimas semanas con la colaboración de la Policía Nacional. “Es el resultado de un trabajo muy duro de la Agencia con nuestros socios españoles”, ha explicado Dave Hucker, jefe de Operaciones Europeas de la NCA.

Los delincuentes -todos hombres- eran buscados por delitos relacionados con el tráfico de drogas, suministro de armas o conspiración para el robo. Entre todos ellos, las autoridades policiales españolas han destacado la detención de los hermanos Cox, de 35 y 37 años, que lideraban una organización de narcotraficantes y estaban relacionados con vuelcos -sustracciones de droga a otras bandas criminales, en este caso, cocaína- y el robo de un millón de libras. Estaban escondidos en Orihuela, donde los agentes españoles habían seguido durante un año a cada familiar o amigo que visitaba la zona. “Estaban aleccionados: cambiaban de ruta, de coche, hacían maniobras de distracción… ha sido muy difícil dar con ellos”, cuentan fuentes policiales. Los arrestados respondieron con gran violencia al ser localizados e incluso embistieron un vehículo de la Policía Nacional.

Los hermanos Cox habían elegido Orihuela por la existencia de una gran colonia británica -de casi 10.000 personas, según el Instituto Nacional de Estadística-, mismo motivo por el que los otros cinco arrestados en los últimos 21 días residían en la Costa del Sol. El primero fue detenido en Estepona a finales de junio por su relación con la venta de 40 kilos de cocaína. Días más tarde, el 4 de julio, también fue arrestado en Marbella un joven de 27 años buscado por herir a otra persona y al día siguiente, esta vez en Fuengirola, otro ciudadano británico al que se buscaba por tráfico de drogas y armas de fuego. Esos mismos delitos se achacan a otro hombre de 36 años detenido en Estepona el 7 de julio, mientras que el último fue localizado en Fuengirola cinco días más tarde acusado de participar en una pelea con un machete. “Ni el Brexit ni la obligación de cuarentena ha afectado en nada a estos delincuentes”, afirma un policía especializado en la búsqueda de fugitivos, que también explica que en la zona hay delincuentes de múltiples nacionalidades.

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La racha de detenciones en territorio malagueño no es casual. “Les gusta el destino, las playas. Y se entremezclan con su gente, lo que nos dificulta mucho el trabajo”, cuenta un agente que ha participado en estas detenciones. Los policías españoles, además, llaman la atención cuando se adentran en la comunidad británica, lo que dificulta aún más la labor. “Y cuando alguien del entorno de los fugitivos nos ve, les pone en alerta”, añade la misma fuente, que explica que los prófugos de la justicia suelen esconderse muy bien y que la mayoría está relacionada con el crimen organizado. “No es nada fácil dar con ellos”, añade el especialista, que destaca que, a veces, hay suerte: mientras buscaban a los hermanos Cox en Alicante en un entorno futbolero durante un partido de la Eurocopa de la selección inglesa, los policías dieron con dos prófugos albaneses reclamados por Alemania. “Eso sí, la suerte hay que buscarla”, aclara el experto.

La colaboración internacional entre policías “es fundamental, igual que la paciencia”. Generalmente, es la NCA la que da las primeras informaciones a los cuerpos policiales españoles y, más tarde, estos son los que sobre el terreno encuentran nuevas pistas. A partir de ahí, la colaboración permite ir cercando a los delincuentes. “Los prófugos deben saber que la NCA trabaja mano a mano con socios internacionales encargados de hacer cumplir la ley y que, por lo tanto, tenemos un alcance significativo. En nuestro país y en el extranjero, nunca dejaremos de encontrar delincuentes que hayan huido de la justicia”, ha subrayado Dave Hucker.


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