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Nikola Jokic, así es por dentro el doble MVP: "Nos hacemos bromas estúpidas"

Nikola Jokic, así es por dentro el doble MVP: "Nos hacemos bromas estúpidas"

Noche del 26 de junio de 2014. Noche del draft de la NBA. Con la televisión pasando el ya célebre anuncio del burrito Taco Bell en el momento de ser mencionado, su nombre apenas apareciendo en la parte inferior de la pequeña pantalla, el mundo apenas se entera de que los Denver Nuggets han seleccionado en el número 41 a un chico de Serbia llamado Nikola Jokic. Él, disfrutando de sus dulces sueños en su casa en Serbia, tampoco.

-¡Has sido drafteado en la NBA! ¿Cómo puedes estar durmiendo ahora? -, le pregunta, incrédulo, su hermano Nemanja, quien le llama desde Nueva York, testimonio ‘in situ’ del acontecimiento, mientras descorcha una botella de champán.

-Vamos, tío. Estoy durmiendo-, le contestó, escueto y un tanto áspero Nikola, con el humor de perros de a cualquiera que le interrumpen el sueño. Como cuenta Leo Sepkowitz en Bleacher Report, el pívot, sin mediar ninguna palabra más, colgó. Y tan anchó se quedó. Como cuando de pequeño golpeaba la puerta de su casa lanzando hacia la canasta que colgaba hasta que el vecino se quejaba del ruido.

Jokic, que esta noche empieza su duelo ante LeBron en el Nuggets-Lakers, es un ser extraordinario pero sólo en la pista. Porque fuera es tan corriente, tan auténtico, tan natural, que hasta su personalidad, con sus hilarantes anécdotas y su honesta sinceridad, descoloca.

Pero para entender la naturalidad con la que cumple su extraordinaria rutina, de profesión innovador e inventor a cada segundo del juego, ese posado tranquilo e incluso pachorra con la que juega tan intrigante como angustiante para los rivales -que se desgañitan para adivinar sus intenciones mientras él se toma su tiempo para telegrafiar todo antes de tomar la decisión-, es clave entender su personalidad.

Jordi Fernández compartió 6 años con Nikola Jokic en los Nuggets

Getty Images

“Le gusta pasar desapercibido, no es muy de redes sociales y no es de hablar mucho”, destaca Jordi Fernández, ahora entrenador asistente de Mike Brown en los Sacramento Kings pero gran conocedor del serbio como ayudante de Michael Malone en los Nuggets entre 2016 y 2022. Le gustan las pantallas, pero para dar rienda suelta a sus aficiones de pequeño que con tanto gusto mantiene vigentes.

-¿Qué ha hecho este fin de semana?-, le preguntó un periodista en la pretemporada de 2019, curioso por saber a qué había dedicado su tiempo libre en un sábado y un domingo encadenas sin entrenamientos.

-He estado viendo Pokémon cinco horas-, le contestó Jokic, que sigue llevando dentro ese niño espontáneo, el que una vez en un torneo infantil le quitó la cabeza a la mascota para jugar con ella puesta en contraste con la seriedad con la que se lo tomaban otros como Darko Milicic según contó Milos Raznatovic a denverstiff.com.

“Pero no te sabría decir cuál es mi pokémon favorito”, respondió entre risas el pívot a MD el día que sus Nuggets vinieron a jugar a Toronto, antes de irse a la ducha tras el encuentro. Se despoja de su sudadera y deja ver su torso desnudo. Un físico correcto pero corriente, poca definición muscular e incluso una pizca de panza abdominal que a quién le importa con la manera que somete a cualquiera en la pista desde su privilegiado e ininteligible intelecto, un base contenido en el cuerpo de un pívot.

Si hubiera que identificarle con un pokémon, antes de ser Ditto -capaz de convertirse en cualquier jugador con su versatilidad y capacidad para asumir distintos roles-, fue Snorlax. Un chico holgazán con cara de zampabollos que se regodeaba en el placer de bañar sus labios con dos litros de coca-cola para desayunar y degustar medio kilo de Borek, un dulce típico del Este de Europa, antes de ponerse en forma para la NBA.

“En High School no me gustaban las actividades físicas, no podía hacer ni una flexión”


Nikola Jokic

“En High School, yo era más alto que la mayoría de chicos y chicas. Y el más gordo, también. Me encantaban algunas clases, como matemáticas e historia. Pero no me gustaban las actividades físicas. No podía hacer ni una flexión”, contaba a Bleacher Report Jokic, escrupuloso cumpliendo eso de lo importante que es saber reírse de uno mismo.

“No soy atlético”, añadía a Bleacher Report el serbio, un MVP natural para desmentir los enrocados estereotipos naturales, para venir a decir que se puede ser un superdotado sin cumplir con los clásicos e idolatrados cánones de belleza física, que hasta se pueden practicar otros deportes dentro de un mismo deporte. Es lo que hace con esos pases que se le ocurren en ese baloncesto tan suyo en el que inventa a cada instante.

Como uno más de voleibol que de baloncesto en primera ronda ante los Timberwolves para el que no existe defensa. ¿Qué clase de defensor, o de ‘scout’ -por mucho que cada vez haya cada vez más ojos analizando-, puede adivinar eso?

Pero que le venga la excelencia de serie no significa que no tenga que forjarla día a día. “Cada verano, descansa dos semanas y luego vuelve al trabajo”, destaca en respuesta a MD su entrenador, Michael Malone, que no sale de su asombro ante la disciplina de Jokic por mucho que lleve tantos años conociéndole. Como en la pista, se adapta a todo Nikola y no ha sido menos en su rutina diaria. No le gusta la actividad física pero, si tiene que gustarte, se hace.

“¿Si todavía tiene algo nuevo que ofrecernos? Lo pienso y así lo espero. Cada año se propone mejorar algo. No sólo en la pista. Dice “déjame estar en la mejor forma de mi vida”, “déjame madurar y crecer en la adversidad, manejarme mejor con los árbitros”, “déjame mejorar los triples””, resalta Malone.

“Nikola descansa sólo dos semanas en verano y luego vuelve al trabajo”


Michael MaloneEntrenador de los Denver Nuggets

“Su objetivo cada año es no tener debilidades y no las tienes, es imposible de defender, no hay nadie así en la liga. Siempre dispuesto a hacer una repetición más en el gimnasio, y eso es fantástico. Destaco su viaje, de pasar a ser un segunda ronda de draft que no conocía de nadie a doble MVP. Y eso es por su ética de trabajo y su voluntad de mejorar cada año”, subraya el técnico de los Nuggets, encandilado con su mejor jugador.

“Es un chico tranquilo. Hace sus rutinas prepartido, su triple-doble, y para casa”, destaca, entre risas, Christian Braun, compañero de Jokic en los Nuggets.

Pero, de nuevo, esa rutina de trabajo tan estricta y mantenida no se entiende sin lo que hace en su vida personal. “Él tiene una gran pasión por los caballos, es lo que más feliz le hace. Pasar tiempo con caballos le hace estar estable”, señala Jordi Fernández. De hecho, si su selección en el draft le cogió durmiendo, el anuncio de su MVP en su establo de caballos. Los adora y todavía queda algún que otro compañero en el vestuario impactado por ese profundo amor hacia estos animales.

“Todo el mundo sabe lo que le encantan los caballos, puedes ver su dedicación y amor por ellos. Los evalúa, quiere saber cómo viven, especialmente cuando en viajes fuera de casa”, revela Jeff Green. De hecho, en una entrevista post-partido en estos playoffs, Jokic reveló que sus planes de vacaciones son ir a ver carreras de caballos a Italia.

“Cuando viajamos sobre todo juega a videojuegos y ve carreras de caballos. Le interesan otras cosas más allá del baloncesto”, apunta Michael Porter Jr. “Creo que le gusta jugar al FIFA”, añade Jeff Green.

“Antes de los partidos dice que quiere a jugar a fútbol y se pone a jugar”, agrega también Porter Jr, recordando también las dotes de futbolista de un Jokic al que se le han visto maneras dando toques de balón con la naranja. De hecho, y en un dato llamativo que daba Zache Lowe, el serbio lideraba en marzo las infracciones por pie con 45, muy por encima del segundo jugador en la clasificación, con 17.

“Es una persona muy tranquila y su personalidad atrae a mucha gente. No es de hablar mucho, tiene una rutina de trabajo muy marcada y así es cómo se gana la confianza de la gente. Siempre será un ejemplo, no es sólo un ejemplo por lo que dice sino también por lo que hace”, remarca Jordi Fernández sobre Nikola Jokic, nada más escandaloso más allá de la pista aunque algún vacile se permite.

“Somos de la misma región. Entonces, nos hacemos bromas estúpidas”, revela, entre risas, Vlatko Cancar, ex jugador del San Pablo Burgos el esloveno. “¿Qué tipo de bromas? No te sabría decir ahora una, vienen de manera natural”, añade Cancar, ‘vigilado’ por Jokic mientras el pívot se seca al salir de la ducha, no vaya a ser que desvele algún tipo de secreto prohibido.

Al acabar de sacarse, el ‘Joker’ se enfundará en el impecable traje que luce cuando no viste de corto y que definen al final el ‘businessman’ que es en la cancha, un hombre de negocios que es capaz de guiar a su equipo al éxito sin despeinarse ni sudar. De hecho, él mismo lo dice.

“Llevar un suit significa negocios. Estoy aquí para hacer mi trabajo. No me gusta cómo los jugadores se disfrazan para los partidos”, soltó Jokic lanzando un dardo a las estrafalarias vestimentas con las que compiten ciertas estrellas al llegar a los encuentros, como si el pasillo de entrada de las pistas fuera una pasarela. Como último y definitivo atuendo de poder en ese posado de hombre de negocios, le faltaría el anillo.

Y el ‘Joker’ es también un tipo de paz, siempre pacífico, un rasgo que quizá le otorgó el haber crecido entre sirenas durante la Guerra de los Balcanes. Y si tiene algún conflicto con alguien, hará las paces con él bromeando, como hizo tirando de broma el balón al dueño de los Suns, Matt Ishbia, después de tenérselas con él por retener la pelota en una acción.

No obstante, aunque las mata callando, si él quiere puede tener golpes geniales para demoler la moral de los rivales. Como la de Rudy Gobert.

-¡No! ¡Lo tengo, lo tengo!-, exclamaba el francés, en un partido con los Jazz, con su equipo enviándole ayuda para defender al serbio.

-Hermano, ya tengo 47 (puntos)-, le contestó Jokic con sólo cuatro palabras absolutamente devastadoras.

Pero, si la cosa va a mayores, entonces saltará el ‘clan Jokic’, sus fieles y apasionados hermanos con los que tantas tardes pasó jugando a basket -Srahinja y Nemanja-, y que hasta crearon una cuenta de Twitter (@JokicBrothers) para defender a Nikola tras un enfrentamiento con Markieff Morris la temporada pasada. “Es muy familiar, sus hermanos y sus padres vienen siempre, da mucha importancia a su familia y eso le define como persona”, destaca Jordi Fernández, aunque sin referirse a esa curiosa historia en concreto.

“Él simplemente vive su vida”, señala Michael Porter Jr sobre Jokic, tan aterrador su estoico y frío carácter en pista con el que desmenuza rivales, tan impactante su natural personalidad a pesar de la abundancia de éxitos. Ya ha dicho que, cuando se retire, se irá al remanso de paz de su pueblo natal en Serbia, Sombor. Que le dejen disfrutar tranquilo de sus pokémon, sus caballos y su familia. Nikola Jokic, con toda naturalidad, elige qué y quién quiere ser en la pista, si anotador, asistente o reboteador. Porque, en la vida real, sigue siendo él.

Desmintiendo mitos

“Jokic está infravalorado defensivamente”

Aunque Michael Malone asegura que Nikola Jokic no tiene debilidades, al serbio siempre se le ha señalado sus carencias defensivas como gran defecto. Un defecto que, quienes le conocen bien y comparten o han compartido vestuario con él consideran mantra. “Está infravalorado defensivamente”, advierte Jordi Fernández.

“Los números lo dicen, probablemente sea el mejor reboteador de la liga (ha acabado tercero en temporada regular con 11,8 capturas tras Anthony Davis y Domantas Sabonis). Luego, en el reto de defender el pick and roll ha mejorado mucho, tiene muy buenas manos, es capaz de cambiar pases, toca muchos balones, cambia tiros y entiende muy bien los esquemas. Este reto le ha hecho trabajar aún más”, destaca el entrenador de Badalona.

“La gente le señala en el pick and roll sólo porque no salta, pero toca muchos balones y modifica pases y tiros. Es nuestra ancla en defensa, no es nuestra debilidad”, subraya, por su parte, Christian Braun. En términos ofensivos, Jordi Fernández reconoce que entrenar a un jugador del IQ de Jokic puede resultar hasta abrumador. “Ofrece tantas posibilidades que a veces te agobias sólo de pensarlo”, admite el catalán entre risas.




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