La calabaza es una baya de cáscara dura. Un alimento casi desconocido en las cocinas de medio mundo y que tiene enormes posibilidades a la hora de cocinarlo. Pero, al ser un alimento tan genuino, también debemos tener en cuenta una serie de factores que nos permitan no cometer errores a la hora de cocinar calabaza y añadirlo a un plato, o como alimento principal.
Lo más común a la hora de hacer calabaza es realizar una crema que durante todo el año nos puede servir para las noches. Es un alimento muy ligero y de alto sabor, por lo que es una apuesta ganadora para tener una cena sabrosa y poco copiosa.
Sin embargo, la calabaza tiene muchos más usos que para hacer una simple crema o para decorarlas el día de Halloween. Este alimento puede servir para hacer recetas dulces y saldas, y hasta incluso congelarla una vez cortada. Hay una serie de errores que debemos evitar para disfrutar del inmenso sabor de una calabaza.
Distinguir variedades
Podemos encontrar muchas variaciones de calabaza que se cultivan en todo el mundo. Las más codiciadas y vendidas son la violín (Cucurbita moschata) por su forma que se asemeja a un violín o cacahuete; la ruperta, (cucurbita máxima) conocida por ser la imagen del mítico ‘Un, dos, tres’, y una de las más demandadas; la de cabello de ángel (cucurbita ficifolia) que tiene una piel verde, jaspeada, y se utiliza para hacer rellenos de pasteles.
Existen otros tipos de calabazas, menos famosas se salimos de Estados Unidos, pero que también aportan gran valor y sabor a cualquier plato bien cocinado.
Cocinados diferentes
A la hora de cocinar calabaza debemos saber qué tipo de calabaza tenemos en nuestras manos. Por ejemplo, no es lo mismo cocinar una violín que una ruperta, las dos variedades más extendidas en España.
La violín tiene una piel muy fina, con un tono anaranjada pero poco intenso. Es muy fácil de manipular y su sabor dulzón nos puede servir para mucha variedad de cocinados.
Sin embargo, la ruperta, mucho más gruesa en su piel, tiene mucha menos carne que la de violín, y su sabor puede variar. La ruperta, al tener menos carne puede ser más complicada de cocinar ya que es probable que se deshaga por dentro en muchas ocasiones.
Si las cocinamos por ejemplo en el horno, una calabaza ruperta necesitará mucho menos tiempo que una violín, por su poca cantidad de carne, por lo que tendremos que estar muy pendientes a la temperatura y el tiempo en este caso.
Conservala en lugares sin humedad
Una calabaza, bien conservada puede durar mucho tiempo, sin abrir. Si la compramos entera lo mejor es guardarla en espacios con poca luz, sin humedad y por donde entre el aire. La buena ventilación para su es básica para su conservación.
La mejor temperatura para guardar una calabaza entera serían los 15º y una sequedad de entre 50 y 70.
Podemos congelarla
Otra de las opciones más recurrentes que tiene la calabaza es que podemos congelarla cruda. Incluso comer cruda, gracias a la gran cantidad de agua que tiene. Lo mejor será cortarla en pequeños trozos, lo más homogéneos posible y guardar en un recipiente para añadirla después a cualquier plato que mezcle bien.
Tenemos que tener en cuenta que si la congelamos cruda, una vez la vayamos a sacar es necesario cocinarla, ya no podemos comerla cruda, y solo la podemos utilizar para hacer platos calientes.
Si por el contrario, queremos congelar, por ejemplo una crema de calabaza, lo mejor al sacarla será pasarla por el fuego. Puede que parezca que se ha cortado, pero de ninguna manera, la calentaremos un poco más y se recompondrá de nuevo.
Source link