“No es que la industria sea más igualitaria, es que las mujeres consumen mucha cultura y quieren verse representadas”


“Nosotros no somos tan populares en España”, confesará Sister Bliss en un momento de la conversación a tres voces y dos idiomas sostenida a través de Zoom. Esta mujer, nacida como Ayalah Bentovim hace 50 años en Londres, es la factótum de Faithless: compositora, multiinstrumentista, productora, DJ e ideóloga. Solo le falta cantar, labor que ha desarrollado en su grupo un elenco de colaboradores junto al carismático Maxi Jazz. Este se marchó en 2011 (“quería tocar la guitarra y hacer otro tipo de música”), después de vender más de 15 millones de discos en todo el mundo, aunque sobre todo en Reino Unido, Bélgica, Holanda, Suiza y Alemania.

La banda anunció entonces su disolución e hizo gira de despedida hasta que, a finales del año pasado, decidió regresar, ya sin Maxi, con All Blessed, un álbum que ha sido recibido con tibieza pero al que ahora quieren dar un nuevo impulso. Nadie disimula el hecho de que Necesito a alguien (I Need Someone), su single de 2020 que acaban de regrabar con la voz de Mala Rodríguez, es un recurso ideado para promocionar a ambas partes en mercados que no son el suyo, pero tanto Sister Bliss como María Rodríguez (Jerez de la Frontera, 1979) se las arreglan para transmitirnos la naturalidad e inspiración mutua con que dicen que se ha gestado este proyecto… incluso a pesar de no haberse visto las caras durante el mismo.

¿Cómo surgió esta colaboración?

Sister Bliss: “Al hacer esta canción sentimos que el mensaje era tan universal que estaría bien reeditarla y añadirle una voz en otro idioma. Es la joya de la corona en nuestro álbum, y queríamos darle todas las oportunidades. Se lo preguntamos a La Mala y nos dijo que sí. Ella entendió la música completamente, el mensaje, la sensibilidad, el corazón que había en el tema. En realidad es un dueto, ya que hay una parte masculina (interpretada por el vocalista británico Nathan Ball) y otra femenina, y ella vino con algo nuevo y hermoso. Lo que me gusta de La Mala es que no es solo una cantante o una rapera, sino que se posiciona con algo, su mensaje es político, es consciente, feminista, no tiene miedo de hablar de cosas en sus letras, y ese era exactamente el tipo de colaboración que buscábamos, alguien con una voz bonita y algo que decir”.

¿Cómo la grabasteis?

SB: “Lo hicimos por separado, ella desde un estudio en Barcelona y nosotros aquí en Londres. Nos enviamos la música por Internet y solo nos hemos conocido gracias a entrevistas como esta. Es la forma de hacer música que hay ahora. Podemos grabar con cualquier persona en cualquier lugar del mundo. ¡Es algo mágico!”

¿No os conocíais de antes?

(Ambas) “¡No!”.

SB: “Cuando esto termine, quiero salir con ella de fiesta, estar al sol, comer los deliciosos manjares españoles y hacer amigos”.

Mala Rodríguez: “Yo le he dicho que, cuando se pueda, tenemos que actuar en México. ¿Sí o no?”.

SB: “¡Qué bueno sería eso!”.

Pero, Sister, ¿cómo supiste de la existencia de Mala Rodríguez?

SB: “Escucho mucha música y soy consciente de que, en los países hispanohablantes, es una de las artistas más populares que han surgido en los últimos años. Cuando la escucho, siento que ella habla para mí. Mi español no es nada bueno, pero entiendo lo que dice. Sabes que no es solo música pop vacía, que tiene una sustancia y un sentido, que tiene chicha. Tiene lo que nosotros llamamos swagger [algo traducible como tener rollo]. Mala es la jefa y eso me encanta, porque también es muy importante que haya artistas femeninas ahí arriba. En su momento llegamos a grabar con cantantes como Dido o Cat Power, pero en el último disco yo echaba de menos ese sabor. También porque, en el actual mundo del streaming, ya no está solo el álbum. Tú puedes descubrir la canción por La Mala o alguien la puede descubrir por Faithless. Existía la idea de juntar a las dos bases de fans y hacer algo nuevo. Aunque lo más importante es la emoción, y que pueda llegarte a través de los auriculares, pero también en la pista de baile. Ojalá cuando podamos bailar de nuevo, se escuche esta canción a todo volumen en los festivales. Eso me haría muy feliz”.

María, ¿qué opinabas tú de Faithless? ¿Eras fan?

MR: “Para mí Faithless es un grupo mítico de música ravera. Eso es lo que yo entiendo, el concepto que yo he tenido de su música. Hace 20 años ya eran topísimos, cuando yo estaba empezando ya eran como lo súper más. Así que trabajar con esta mujer, que es una diosa… imagínate. Me siento muy halagada por poder participar en su mundo. Ella no solo es DJ, sino que toca todos los instrumentos, es una visionaria”.

¿Y qué sentiste tú que podías aportar al tema original?

MR: “Mis letras y mi visión. Lo que a mí me inspiró esa canción es lo que yo he puesto en ella. Con su permiso, ¿eh?, no era que yo llegase, viese el cuadro y me meara encima. Sister Bliss me invita a entrar en su casa y yo le dejo una nota. Entonces esa nota tiene que ver con el feeling de la canción, la energía que ella propone. A mí me gustaba quedarme con la idea de: ‘Baila y bendícelo’. Bendice todo lo que tú tienes, cada cosita, porque estamos ahora mismo en un momento crucial, de locos, y todo el rato vienen como monstruos, demonios por todas partes. Pensé en la imagen del caballo, de querer drogarte para evadirte y cambiar de opinión, porque vivimos un momento súper tenso. Hay muchas ideas que tienen que ver con lo que ella plantea sobre el aislamiento, la salud mental, la debilidad, ese problema de no tener relaciones emocionales ni contacto con gente y, a la vez, ser positivo”.

Has hecho muchas colaboraciones con artistas de todo tipo. ¿Qué tiene esta que no haya ocurrido con las demás?

MR: “Cuando me llegó la propuesta fue como ‘buuummm…. ¡de cabeza!’. Vibró muy fácil, me gusta cómo entro yo en su mundo y cómo ella me abre la puerta para sentirme cómoda también. Me ha encantado haberla conocido y estar compartiendo este ratito con ella”.

Sister, has sido pionera en tu papel de mujer productora, algo casi insólito cuando empezaste Faithless en 1995. Tantos años después, ¿ha mejorado la cosa o no tanto como parece?

SB: “El problema sigue estando en la escuela, donde a las niñas se les ha alejado del estudio de la tecnología y la ciencia, y se les ha empujado hacia materias más artísticas. No hay absolutamente nada en el cerebro de la mujer que le haga ese conocimiento más difícil. Pero las cosas han mejorado. Cuando yo empecé, éramos literalmente cinco o seis mujeres productoras conocidas. Por supuesto, antes ya habían existido artistas geniales como Kate Bush, Joni Mitchell o Aretha Franklin, pero no tantas mujeres que estuviesen detrás de las escenas, pintando el paisaje sonoro. Lo bueno es que ahora puedes aprender de modo autodidacta las técnicas de mezcla y producción en Internet. Yo también doy clases en la universidad y veo que hay más chicas que nunca deseando tener conocimientos sobre estas cosas, así que soy muy positiva con el futuro de la música. Las mujeres van a tener más control sobre cómo suenan sus discos. El cambio es lento, pero está sucediendo, y especialmente en la música techno, con artistas como Nina Kraviz o Amelie Lens”.

¿Tú cómo lo ves, María?

MR: “Yo si no veo que ninguna tía sea productora, pienso que yo tampoco voy a tener la oportunidad de serlo, entonces no voy a gastar energía en intentar seguir ese camino. Al principio, solo unas cuantas valientes se atrevieron, como Sister. Y necesitamos referentes así para tener confianza y llegar a más lugares. Pero también debo decirte que para las mujeres lo mejor está por llegar, porque somos nosotras quienes demandamos las cosas. Teniendo el dinero y queriéndolas ver, las vamos a ver hechas realidad. No es que ahora la industria esté cambiando y sea más igualitaria y no sé qué. No. Lo que pasa es que ahora las mujeres consumen mucha música, cine, series… y quieren verse representadas. Nos queremos ver bien, ¿entiendes? Nos queremos”.

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