“No somos un nicho, somos la mitad de la población”. ‘Supernormal’ o cómo reírse del mito de la mujer perfecta

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Olatz Arroyo y Marta Sánchez llevan más de 15 años escribiendo para televisión, sobre todo comedia. Saben lo que es nadar contra corriente y lo complicado que es cumplir con las expectativas que el resto del mundo impone sobre las mujeres y, sobre todo, las que se imponen ellas mismas. De esa experiencia como madres y profesionales nació Supernormal, la comedia de seis capítulos que este viernes estrena Movistar+. Su protagonista, Patricia Picón, interpretada por Miren Ibarguren, se ve como una supermujer, capaz de escalar a lo más alto en el exigente mundo de la banca de inversión en el que trabaja, de sacar adelante con nota a una familia numerosa, ayudar a su hermana y mantener viva la llama del amor con su marido. La realidad no es tan sencilla. “Al final, la comedia es ver a gente sufriendo. Si hay sufrimiento, hay risa”, resume Miren Ibarguren.

Actriz y guionistas llevan a sus espaldas una intensa jornada de entrevistas por videollamada y ahora se sientan para una charla cara a cara en unas oficinas en el centro de Madrid. La conversación transcurre a toda velocidad, con intercambios de ideas rápidos y apasionados, y eso que aseguran estar cansadas. “Yo fui secretaria de un banco de inversión, y es un mundo muy exigente, muy demandante, de llegar a resultados”, explica Olatz Arroyo al indagar en los orígenes de la serie. “Esa exigencia del mundo de la banca sumada a la de ser mujer, madre y divina todo el tiempo nos parecía el colmo del desquicie”, añade.

Miren Ibarguren y Gracia Olayo, en 'Supernormal'.
Miren Ibarguren y Gracia Olayo, en ‘Supernormal’.

Huyendo de la tragicomedia tan de moda en los últimos años, Arroyo y Sánchez reivindican su creación como una “comedia comedia”. “No quita para que tenga emoción, las situaciones parten de algo real y verosímil, pero acaban en lo absurdo. Y las emociones tienen que ser reales. Nos gustaba que te rieses, pero también te emocionases un poquito”, cuenta Arroyo sobre una serie que plantea un continuo juego de contrastes entre lo que el personaje vende de cara a la galería y la realidad, dos mundos que se reflejan a través de entrevistas a cámara. “Es un contraste que tenemos todos: tienes media vida que es lo que muestras en Instagram, que todo es perfecto, o vas a recoger a los niños y encuentras a la típica madre que está divina a media tarde. De cara a los demás es todo maravilloso, pero en la intimidad vives al borde del desquicie cada día”, añade Sánchez.

Tony Soprano es padre de familia, empatizas con él, y se carga a gente, y nadie pregunta. A ver si empezamos a normalizar que los personajes femeninos puedan ser contradictorios

Olatz Arroyo

Supernormal reivindica a la mujer imperfecta. “Patricia es un personaje multidimensional, con muchas capas, vicios, virtudes, objetivos claros, pero que se desarma, con contradicciones. En ficción, las mujeres suelen ser más planas y estereotipadas, no se nos permiten demasiados defectos”, explica Arroyo. “Las series funcionan cuando le coges la misma proporción de asco y cariño al personaje. Es lo que te engancha porque es la vida real”, tercia Ibarguren. “Lo del personaje femenino es increíble. Nos preguntan mucho si caerá bien, si no es muy extremo. Bueno, Tony Soprano es padre de familia, empatizas con él, y se carga a gente, y nadie pregunta. A ver si empezamos a normalizar que los personajes femeninos puedan ser contradictorios”, dice Arroyo. “Que metan la pata, que sean payasas. Nos han preguntado alguna vez, sobre todo productores hombres: ‘¿Y de esto qué opinaría una mujer?”, prosigue Sánchez. “Es como si representáramos al género siempre, y eso es agotador”, completa Arroyo.

Bárbara Goenaga y Miren Ibarguren, en el último capítulo de 'Supernormal'.
Bárbara Goenaga y Miren Ibarguren, en el último capítulo de ‘Supernormal’.

Para que esa normalidad llegue cuanto antes, aseguran que hacen falta más mujeres escribiendo series. “Es un mundo machista. Cada vez menos, pero es que tampoco había muchos referentes. Cuando nosotras estábamos empezando, mujeres que escribiesen no había muchas. No lo veías como un mundo para ti. Si todos son hombres, parece que tienes que pedir permiso para entrar”, dice Olatz Arroyo. Quizá por eso, mientras intentaba hacerse un hueco en el guion, trabajó en la banca de inversión. Conoce bien el mundo en el que se mueve la protagonista de su serie. Un mundo más complicado aún si eres mujer. “Nosotras llevamos muchas cargas encima, y si además trabajas en un banco de inversión, que necesitas llegar a unos resultados, ser una tiburona y llevarte a todo el mundo por delante…”, explica.

No tiene ningún sentido que digan esa atrocidad de que la mujer no tiene gracia

Miren Ibarguren

La pregunta es obligada: ¿cómo es eso de que las mujeres son menos graciosas que los hombres, como dicen los responsables de una sala de comedia en vivo madrileña? “Es un prejuicio que arrastramos desde hace muchos años, estamos muy cansadas”, dice Arroyo. “Lo de La Chocita del Loro es un palazo más, ahora ha tocado a las cómicas, pero la semana que viene serán las enfermeras, la siguiente las doctoras… No tiene ningún sentido que digan esa atrocidad de que la mujer no tiene gracia. Pero si esa persona es capaz de decir esa barbaridad es porque está apoyada en su círculo y porque lo dice mucho. Yo tendría vergüenza de decir una atrocidad así por mucho que la pensara”, dice Ibarguren.

Diego Martín y Miren Ibarguren, en el quinto episodio de la serie.
Diego Martín y Miren Ibarguren, en el quinto episodio de la serie.

¿Han encontrado dificultades en su carrera en la televisión por ser mujeres y dedicarse a la comedia? “Yo, cuando empecé, sí. Perdí un par de castings por estar en la tele y no estar suficientemente buena y no ser suficientemente guapa”, dice Miren Ibarguren. “Además te lo decían así. Ahora disimulan, pero entonces no. Y además tenía que salir en una revista que se llamaba Man, yo la hice, porque no se entendía que estuvieras en el pico de tu fama y no salieras en Man. Ibas temblando, pero lo hacías sin entender bien. Ha cambiado muchísimo esto”, recuerda sobre unas fotos de 2008 en las que aparece en lencería. “Todavía hay que estar buena para ser graciosa. Habría que ver mujeres normales y reales”, reclama Arroyo.

“Parece que, habiendo una serie de mujeres, ya está cubierto el nicho, y no somos un nicho, somos la mitad de la población”, dice Arroyo. Por eso, para que series como la suya no sean vistas como un caso aislado, Miren Ibarguren reclama “normalizar y que te vean hacer, hacer y hacer, hasta que la siguiente generación vea la serie y pregunte de qué va, y no por qué la protagoniza una mujer”. “Deberíamos ser la comedia esa, la comedia de Miren, y ya está”, dice Arroyo. “Pero parece que vamos abriendo camino, hasta que esto sea supernormal”, remata Sánchez.

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