Klay Thompson, por mucho tiempo que permaneciera en el anonimato, dos años y medio, sufriendo en soledad con sus lesiones, nunca se fue. Sí realmente lo hizo, tiene pinta que fue para volver mejor, más fuerte pero también más bueno, más acertado, más demoledor. O esa es la impresión que ha dado en su majestuosa noche el escolta, 54 puntos en 45 minutos a los Atlanta Hawks en la victoria de unos Golden State Warriors (143-141) que arrancaron el año con fiesta gorda, enloquecida la multitud en el Chase Center tras multitud de acontecimientos, con dos prórrogas, la primera de ellas forzada por el triple sobre la bocina de Donte DiVicenzo, la segunda ganada para el triunfo final con una bandeja de Kevon Looney también en el último suspiro.
Lástima, pensarían ambos, que les eclipsara lo de Thompson. Y qué pena, pensaría también Klay, que Donovan Mitchell lo engullera todo o casi todo con su noche todavía más loca, esos apoteósicos 71 puntos contra los Bulls. Pero el escolta de los Warriors tiene 6 años más y ha superado dos graves lesiones seguidas, con lo que tuvo lo suyo también tintes divinos. En su caso, pareció que se reencarnaba en él el otro ‘Splash Brother’ ausente, Stephen Curry, clavando Klay el disparate de 10 triples en 21 tiros, un 21/39 en lanzamientos de campo.
“Tuvimos una gran conversación en el bus tras el partido de Brooklyn (los Warriors perdieron de 30). Fue inspiracional en las dos últimas dos semanas, estoy muy orgulloso de todos”, decía Thompson tras el encuentro. “¿Mi mejor partido tras volver de lesión? Wow, más está por venir”, exclamaba, divertido y ‘desafiante’ Klay.
Aún así, no es esta la mejor marca personal de Thompson, que alcanzó los 60 tantos en 2016, aunque sí la mejor desde que regresara de sus graves problemas físicos. Los 28 tantos de Jordan Poole quedaron ‘insignificantes’ al lado de los del escolta, como también los 30 de Trae Young, quien forzó la segunda prórroga desde los tiros libres. Los Warriors son novenos en el Oeste con 20-18 tras la quinta victoria consecutiva. No está todavía Curry, pero Thompson aún está para noches locas.