En la pantalla del ordenador, Michael Horvath (55 años) ofrece la arquetípica imagen del emprendedor californiano: en forma, ropa informal, rizos encanecidos por encima de la frente, tez relativamente bronceada… Atraviesa su segunda etapa al frente de Strava, una de as aplicaciones más populares para medir avances deportivos. Cinco años después de fundarla, abandonó la primera línea para cuidar de su esposa y pasar tiempo con sus cuatro hijos. Dos años después de su fallecimiento, Horvath, exalumno de Harvard (de cuyo equipo de remo fue capitán), exprofesor de Economía en Stanford, ha vuelto como consejero delegado para darle un nuevo impulso a la compañía.
Concentró el negocio en la suscripción y, a finales de 2020, la facturación de la empresa aumentó un 70%, hasta los 100 millones de dólares. Strava fue rentable por primera vez. Entre sus accionistas se encuentra el fondo de capital riesgo Sequoia Capital, cuyas inversiones anteriores incluyen Google, PayPal o Zoom.
Pregunta. Strava no es precisamente nueva. ¿Qué les movió a fundar la compañía en 2009?
Respuesta. Fundamos Strava en 2009, cierto. Pero en realidad el proyecto se remonta al siglo pasado. La primera idea la tuvimos en 1995, tras graduarnos en la Universidad [de Harvard]. Allí coincidimos Mark [Gainey, actual presidente ejecutivo de la empresa] y yo compitiendo en el equipo de remo. Cuando dejamos la Universidad, sin embargo, perdimos el equipo, perdimos la motivación para entrenar, para mantenernos activos. Y entonces nos preguntamos si podríamos recuperarla con la tecnología, con internet. ¿Podemos construir un equipo virtual, el vestuario virtual? La respuesta fue sí. Pero no pudimos poner en marcha la empresa. La tecnología de aquel entonces no era realmente compatible con un GPS, era realmente cara y no era muy precisa. Nadie compartía información personal con extraños. Para ello tuvimos que esperar algunas décadas más.
P. ¿Ya tenían la idea en 1995?
R. Sí, sí. Incluso elaboramos un plan de negocio. Hablamos con algunos desarrolladores web para que nos ayudaran. Les preguntamos si podrían desarrollar un sitio web en el que la gente pudiera subir su entrenamiento e interactuar con la gente en torno a esa actividad. Nos respondieron que eso no era posible y que nunca iba a serlo. Que nunca iba a funcionar.
P. Tuvieron que esperar…
R. Exacto. Veinte años después, de repente, las cosas se hicieron posibles y nos lanzamos primero con el ciclismo. Pero aunque ya había teléfonos inteligentes (smartphones) por aquel entonces en 2009 lo hicimos solo en web. No desarrollamos una aplicación móvil hasta 2012. Para interactuar con nuestra aplicación había que tener un reloj Garmin o cualquier otro dispositivo GPS.
De modo que el crecimiento de la empresa depende en cierto modo del crecimiento de la tecnología que permite la experiencia, y eso incluye los dispositivos móviles, los dispositivos GPS. Hoy, 13 años después, resulta posible conectar más de 400 dispositivos diferentes. Creo que nuestro elemento diferenciador es que hemos montado una plataforma abierta, que permite que muchos desarrolladores de aplicaciones y fabricantes de dispositivos lancen productos compatibles con Strava. Por eso, en la actualidad crecemos a un ritmo de dos millones de nuevos inscritos al mes.
P. Este mes, Google formalizó la compra del fabricante de relojes Fitbit. Esta operación ha suscitado mucha preocupación por los datos de salud. Esta es una cuestión sensible en Europa. Y en Estados Unidos, también.
R. Sí, en todas partes.
P. ¿Cómo los tratan? ¿Por qué deberíamos confiarles nuestros datos? ¿Venderían estos datos a otras empresas?
R. No vendemos datos. Por eso tenemos un equipo dedicado a pensar en todo lo relacionado con la privacidad y la confianza. Queremos que nuestros atletas ejerzan mucho control sobre cómo aparecen sus datos en la experiencia. Cuentan, para ello, unos precisos ajustes de privacidad al detalle que tratamos de hacer fáciles de entender. La privacidad forma parte de la experiencia. Creemos que la relación que tenemos con los 95 millones de personas que se han registrado en Strava se basa en la confianza. Si no pueden confiar en nosotros, no contribuirán aportando sus actividades. Y eso requiere que confíen en que hacemos cosas buenas. Tratamos los datos pensando en la confidencialidad y la privacidad.
P. ¿Tampoco los cruzan con datos médicos obtenidos por otras aplicaciones para sacarles partido?
R. No. El usuario puede optar por conectar su cuenta con otras experiencias. Pero esa es su elección: nosotros no lo hacemos por él. Los datos están seguros con Strava. No los vendemos, a nadie. Estamos construyendo una marca que estará aquí durante el próximo siglo o más allá. Y necesitamos montar un negocio que lo soporte, y está basado en nuestro modelo de suscripción. Ofrecemos una experiencia por la que vale la pena pagar. No vendemos al cliente.
P. ¿Cómo ha evolucionado el modelo de negocio? ¿No siempre estuvo basado en suscripciones, no?
R. No. Hemos trabajado con las suscripciones desde el principio. Lo que sí es verdad es que hemos cambiado lo que ofrecemos con el abono. Desde 2020 hemos añadido un montón de nuevas características, unas 80, aproximadamente. De hecho, nos hemos concentrado en la suscripción y dejamos de hacer otras muchas cosas.
P. España es su tercer mercado de Europa y el quinto a nivel mundial. Según sus datos, aquí hay 3,5 millones de usuarios registrados. ¿Cuáles son sus objetivos en este país? ¿Ven algún potencial especial?
R. Estamos muy entusiasmados con España. Creo que ya es una comunidad muy grande para Strava y que puede crecer mucho. Vamos a invertir en nuestro equipo europeo este año, unas 200 personas, y muchas de ellas se centrarán en los mercados europeos, incluyendo España, Francia, la región de los Países Bajos, además de Reino Unido. En España, tradicionalmente había predominado el ciclismo entre nuestros atletas, pero las caminatas y el senderismo son las actividades que más han crecido en 2021.
P. Insisten mucho en el hecho de que son rentables. ¿Tienen previsto salir a Bolsa?
P. En la actualidad estamos centrados en construir una comunidad. Los resultados de negocio ya se cuidarán ellos solos. No tenemos un calendario para salir a Bolsa. Para nosotros, el éxito es servir al cliente. Si hacemos eso bien, el negocio seguirá creciendo y no nos dejamos distraer por el loco entorno que rodea a la Bolsa.
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