Comienza el desmontaje del andamio fundido, la tarea más delicada para recuperar Notre DameThibault Camus / APDesmontar un andamio que cubre un edificio histórico es siempre una tarea delicada. Si encima los hierros están dañados, torcidos y fundidos sobre una estructura herida casi de muerte como es Notre Dame, la operación requiere de una precisión quirúrgica. Tan difícil es la misión que comenzó este lunes que, para llegar a ella, se han necesitado meses de cuidadosos preparativos e incontables cálculos. Solo cuando se haya retirado totalmente el dañado andamiaje, más de 40.000 tubos fundidos a hasta 40 metros de altura y que ejercen una presión de más de 200 toneladas sobre la derruida cubierta de la catedral parisina, incendiada en abril del año pasado, respirarán tranquilos los responsables de la reconstrucción del emblemático templo gótico. Todavía falta para ello.Según las previsiones, esta etapa clave para asegurar la estructura de Notre Dame —la reconstrucción en sí no comenzará antes de 2021— se prolongará “a lo largo del verano”, dijo la institución responsable de la reconstrucción de Notre Dame, a cuyo frente está el general Jean-Louis Georgelin. Hasta entonces, los encargados de recuperar la catedral situada en el corazón de París, y con ellos todos los parisinos, contendrán el aliento.Las tareas comenzaron este lunes poco antes de las 8.00 de la mañana, cuando un primer grupo de obreros subió a lo alto del andamiaje mediante un ascensor interno para realizar una última verificación. “En una operación como esta, es como un cohete antes de su despegue, hay que realizar un último control” antes de que se pongan a trabajar los obreros altamente especializados en operaciones de altura y que colgarán de cuerdas durante las tareas, explicó el delegado general de la fundación Notre Dame, Christophe Rousselot, citado por la Agencia France Presse.En total, serán dos equipos de cinco obreros que descenderán con cuerdas y por turnos hasta “lo más cerca que puedan de las zonas más calcinadas para cortar, con la ayuda de sierras sable, los tubos metálicos fundidos los unos sobre los otros”, de acuerdo con un comunicado que detalla esta fase de las obras. Esos trozos serán extraídos gracias a la gigantesca grúa de 80 metros de altura instalada en diciembre pasado a un costado de la catedral. En las zonas más accesibles, serán los propios andamiadores los encargados de ir desmontando la estructura.Es una operación “muy sensible, muy complicada y con un factor de riesgo no desdeñable”, dijo Rousselot. “Puede haber trozos del andamiaje que se caigan y que fragilicen una zona u otra de los muros de la catedral”, explicó.El andamio dañado había sido instalado meses antes del incendio alrededor de la aguja de Notre Dame, que debía ser restaurada. En el fatal fuego de la noche del 15 al 16 de abril de 2019, cuyo origen aún no ha sido aclarado aunque se descarta la pista criminal, la aguja resultó destruida y los andamios que la rodeaban se fundieron parcialmente. Pero gracias a su cuidadosa colocación, sobre una estructura que no dependía de la cubierta, no se hundieron con esta, lo que habría provocado probablemente el derrumbe de toda la catedral, dijo a Libération Julien Le Bras, dueño de la empresa que montó la estructura.En los últimos meses, antes de llegar a esta fase final que comienza ahora, el andamiaje dañado fue consolidado y apuntalado con vigas metálicas sobre tres niveles para estabilizarlo e impedir riesgos de derrumbe de toda la estructura. Además, esta fue rodeada parcialmente por un segundo andamiaje para instalar las vigas metálicas desde las que los obreros especializados descenderán ahora para cortar y retirar los hierros fundidos, según el equipo del general Georgelin.Las tareas para la recuperación de Notre Dame se han visto alteradas en el último año por numerosos imprevistos. El verano pasado, las obras fueron detenidas durante varias semanas debido a las altas tasas de contaminación de plomo detectadas en las inmediaciones de la catedral a causa del incendio y que, según las autoridades sanitarias, comprometían la salud de los trabajadores. El confinamiento nacional decretado el 17 de marzo por el Gobierno francés para combatir la epidemia de coronavirus provocó un nuevo parón de dos meses de las obras. Aun así, al participar el pasado 31 de mayo en la reapertura oficial de la explanada frente a Notre Dame, el general Georgelin se mostró optimista con los planes de poder reabrir, aunque sea parcialmente, la catedral en 2024, como quiere el presidente Emmanuel Macron. “Avanzamos de forma resuelta, sin temblar, hacia la fecha de abril 2024”, declaró a periodistas.
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