La liga ya tiene su fecha de partida para la próxima temporada pero aún quedan muchas cosas que acordar de cara a paliar los estragos que la pandemia del COVID-19 está causando sobre una competición asolada por las pérdidas monetarias.
En busca de contener este impacto, la liga ha decidido relajar sus restricciones y límites en cuanto a los acuerdos de patrocinio y publicidad que tienen las distintas franquicias, a fin de permitir un mayor número de ingresos después de un año fatídico.
La pasada temporada la NBA sufrió descenso de hasta un 10% en su facturación anual, principalmente debido a la pérdida de la taquilla y las ventas de día de partido, donde se perdieron casi 700 millones de euros al tener los pabellones cerrados al público.
Ahora, de cara a una campaña que empezará el próximo 22 de diciembre, la liga promoverá aumentar los activos comerciales de los pabellones y permitirá incrementar el número de patrocinios internacionales de los equipos hasta los tres, uno más que en la actualidad.
Además, también tendrán permisos más laxos a la hora de comercializar zonas de la cancha que hasta ahora estaban limitadas como las líneas de fondo de las canastas o algunos banners del pabellón.
En cuanto a los patrocinadores, la NBA ha decidido también reducir sus prohibiciones y limitaciones en cuanto a las marcas de juego online y productos alcohólicos que quieran firmar acuerdos con los distintos equipos. Esta medida, que seguro traerá controversia, permitirá a muchas franquicias abrir una nueva fuente de ingresos.
La NBA mira ya a su futuro a corto y medio plazo, a una temporada que se presenta llena de incertidumbre y con la enorme duda de si podrán introducir aficionados en los pabellones en algún momento del curso. De no conseguirlo, la liga podría dejar de ingresar “hasta 4.000 millones de dólares” según el portal digital 2Playbook.
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