Beber agua es fundamental para el correcto funcionamiento del organismo, y los expertos recomiendan ingerir entre dos y dos litros y medio diarios. Ahora bien, hay quienes prefieren el agua con gas a la normal, y en los últimos años ha ganado mucha popularidad. Pero no todo el mundo puede beber este tipo de agua, y tú deberías evitarla si tienes este problema.
Agua con gas: todo lo que debes saber
El agua con gas contiene ácido carbónico, razón por la cual también recibe el nombre de agua carbonatada. El Centro Médico Quirúrgico de Enfermedades Digestivas (CMED) explica que, además de llevar ácido carbónico, también tiene entre sus componentes cloro, sodio, calcio, magnesio, nitrógeno y, en ocasiones, litio.
El consumo de agua con gas siempre debe hacerse de forma moderada ya que el abuso puede ser perjudicial para la salud por una razón muy simple: aumenta la presencia de gases en el tubo digestivo. Del mismo modo que otras bebidas gaseosas, puede empeorar la flatulencia y provocar hinchazón abdominal.
El agua con gas no está recomendada para personas con hernia de hiato, que tengan predisposición a la flatulencia o que sufran Insuficiencia Respiratoria Severa porque, al generar más gas en el abdomen, se distiende el diafragma y, en consecuencia, se reduce la capacidad respiratoria.
Por lo tanto, si sufres alguna de estas patologías, no debes consumir este tipo de agua, aunque sea en pequeñas cantidades. Ahora bien, si eres una persona sana y quieres perder peso, te puede resultar de gran ayuda porque genera un efecto saciante.
Fátima Fernández de la Cerda, graduada en Nutrición Humana y Dietética, especializada en Seguridad Alimentaria y actual nutricionista en Serunion, explica lo siguiente a ‘Onda Cero’: «Si bebemos dos litros de agua al día e incluso antes de las comidas, también contribuye a la perdida de peso, a nuestra hidratación y elimina la retención de líquidos».
Beneficios
Por último, es interesante conocer cuáles son los beneficios del agua con gas para la salud. Al generar cierta presión en las paredes del estómago, genera sensación de saciedad y reduce el apetito. Esto puede resultar de gran ayuda a la hora de perder peso.
Beber uno o dos vasos antes de comer resulta de gran ayuda para controlar el aporte de calorías. Además, facilita la digestión e hidrata de la misma manera que el agua normal. A esto hay que sumar que disminuye el riesgo de sufrir enfermedades metabólicas crónicas.
En definitiva, si no sufres ninguna de las patologías mencionadas, puedes tomar agua con gas y disfrutar de todos los beneficios de esta bebida para la salud.
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