Nunca tomes café nada más levantarte. No lo decimos nosotros, lo dicen los expertos

Si hay un elemento que obra el consenso prácticamente total dentro de las personas nada más levantarse, ese es el café. Son innumerables los humanos que no pueden activarse sin el café mañanero, en taza o en vaso y de diferentes tamaños. Lo que sea, pero con un café. Pues bien, parece que estábamos equivocados y es que la ciencia ha puesto la costumbre pendiendo de un hilo, y es que resulta que seguramente tenemos que esperar un poco para tomar ese café y no hacerlo nada más levantarse.

Si preguntas a un usuario medio el motivo por el que se toma un café nada más levantarse el primer argumento es que le despeja y le despierta, y el segundo será, con altas probabilidades, acudir a la cafeína. Nosotros vamos a explicar, con el argumento de la ciencia, cómo la relación entre la cafeína y el cortisol puede afectar a nuestro cuerpo si ingerimos un buen café por la mañana nada más levantarnos.

La relación entre el café y el cortisol

El cortisol es la hormona del estrés, un compuesto químico que segrega el cuerpo en situaciones de alerta y que es necesario, entre otras cosas, para poder levantarnos por la mañana, ya que activa los músculos mediante la movilización de las reservas de glucosa del cuerpo. El de la mañana es el mayor pico de cortisol de nuestro cuerpo, mientras que la cafeína va a nuestro cerebro, pero a primera hora se superpone con la hormona mencionada.

A primera hora la cafeína, por tanto, nos hará menos efecto, a la vez que aumentará nuestros niveles de cortisol hacia más adelante, lo que se traduce en un aumento del estrés y de acumulación de grasa, dos elementos negativos para nuestro cuerpo. Por tanto, conviene esperar una o dos horas por la mañana, hasta que nuestros niveles de cortisol bajen automáticamente, para tomar el primer café. Así se podrán aprovechar los efectos beneficiosos de la cafeína y no aumentaremos el estrés desde primera hora y hacia las siguientes del día.

Alternativas al café por la mañana

Siempre hablando de estrategias, que funcionarán para unos sí y para otros no tanto, intentamos buscar una solución a la ausencia de café nada más levantarnos. La primera puede ser la clásica ducha de por la mañana, que nos producirá un pico de adrenalina si ponemos el agua fría, pero también a su vez nos dará relajación mental para afrontar lo que viene por delante. Si no, podemos probar a exponernos a la luz, algo que hace que aumenten los niveles de cortisol de forma natura, permaneciendo despiertos, aunque posiblemente de mal humor.

Por último, lo más sano y apropiado puede ser hacer ejercicio a primera hora de la mañana, que no tiene por qué ser obligatoriamente ir al gimnasio o a jugar un partido de tenis, si no que valdría con unos movimientos de flexiones, abdominales y sentadillas para activar el cuerpo antes de la ducha y el café… pasado un tiempo tras levantarnos.

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