Este sistema de competición elimina rivales y depende de cómo vaya la cosa el panorama se puede despejar como ya ocurrió en años anteriores. En este ronda ya ha caído algún Primera y también equipos de Segunda división. Es complicado para todos, técnicos y jugadores, pero al mismo tiempo no deja que te duermas y debes ir a cada uno de estos partidos con la tensión y concentración de un domingo cualquiera.
El Intercity no contaba con el gol tan tempranero del Athletic. Ni un minuto tardó el equipo rojiblanco en marcar y esto allanó sobremanera el camino a los leones. Bien es cierto que a renglón seguido entramos en una fase de juego anodino y sin ritmo, que sólo se modificó cinco minutos antes del descanso con un par de presiones de
Raúl García
, que vino a decir aquello de “hasta aquí hemos llegado”.
Tras la reanudación la cosa cambió y mucho. Entre que el Athletic salió con más ganas de mandar y ellos cayeron en el aspecto físico, el campo se inclinó hacía su área y el dominio fue total y absoluto. Buenos minutos de llegadas y goles y disfrute global en un partido que precisamente debía servir para eso. No es que los leones se diesen un festín, pero por lo menos pudieron hacer más cosas que unos días antes ante el Eibar. Obviamente, nada tienen que ver un rival con otro.
La alineación trajo regresos esperados y presencias entendibles. Como es habitual, unos aprovecharon la oportunidad y otros no tanto. No hay que volverse muy loco para adivinar que el técnico tomó nota y tras este choque sabe quiénes están a punto y quiénes no. No me vale aquello de la falta de ritmo. En el Martínez Valero había un amplio ramillete de jugadores que llevaban tiempo sin jugar. El asunto es que unos demostraron ganas y fútbol e hicieron cosas y otros no.
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