Cuando vea a Manolo
Reina en el túnel de vestuarios, Martin
Odegaard no podrá evitar que se agolpen en su cabeza un puñado de buenos recuerdos y grandes sensaciones. El 25 de agosto, cuando el guardameta del Mallorca salió a sus pies, el noruego puso el balón en el ángulo para hacer su primer gol con la Real. Culminó con sangre fría un contragolpe en el que él mismo participó y en el que, en lugar de finalizar de primeras, hizo un control que acabó con cualquier posible oposición de la zaga para luego batir al portero con el que se topará de nuevo hoy.
Aquella fue su primera aportación tangible con la Real. Antes ya había dejado gotas de su talento en Mestalla, pero su primer tanto le permitió coger esa confianza que ha sido clave par que el nórdico se haya mostrado en todo su esplendor en una primera vuelta genial en la que ha pasado de ser un melón por abrir a revelarse como uno de los grandes futbolistas de la primera mitad de la Liga.
Son cuatro goles y seis asistencias las que contemplan su espectacular trayectoria. La última la ofreció este mismo miércoles, en Copa, frente al Espanyol. Sus cuatro dianas han sido siempre sinónimo de victoria. Porque después de perforar la portería del Mallorca, hizo lo propio con las del Atlético de Madrid, el Eibar y Osasuna. Pero sus dianas y sus pases de gol son sólo una parte del infinito repertorio que ha mostrado en los cinco meses que separan aquella tarde en Baleares del día de hoy.
Sus conducciones, su trabajo defensivo, su exquisito golpeo, sus libres directos, sus pases filtrados… Martin
Odegaard es uno de los grandes líderes ofensivos de esta Real y por eso Imanol
Alguacil le tiene entre algodones desde que acabara con una tendinitis en su rodilla el encuentro frente al Villarreal.
Aquella dolencia le obligó a quedarse en Donostia en lugar de viajar a Ceuta a disputar el encuentro copero. No ha tenido ningún problema en completar los dos encuentros disputados desde entones: el de Liga frente al Betis y el de Copa ante el Espanyol, pero el futbolista tiene un plan específico que le está llevando a alternar entrenamientos con el grupo con otros con trabajo personalizado. Por eso no se le vio junto a sus compañeros el jueves. Pero Imanol espera contar con él en Anoeta para enfrentarse al Mallorca. Aunque de nuevo le mimarán tras el duelo ya que nos encontramos ante un tramo de temporada en el que la Real tendrá que jugar tres partidos por semana mientras siga clasificándose en Copa
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