Cuando todo parecía abocado a que Martin Odegaard siguiera una temporada más ‘cociéndose’ en San Sebastián, el Real Madrid ha decidido cambiar de opinión y llamarle a filas para el curso que viene. El noruego, por tanto, no tendrá más remedio que acudir a la llamada y, claro está, lo hace convencido pues ser parte del Real Madrid no es moco de pavo pero lo cierto es que con su parcela de protagonismo en Donosti, el vikingo -ahora también de camiseta- ya estaba conforme: iba a conducir a la Real por Europa y en el horizonte aún incierto le quedaba por jugar una final de Copa del Rey histórica ante el Athletic Club.
Sin embargo, Valdebebas y Zidane le esperan. El equipo, hasta finales de agosto no regresa, pero él lleva de vacaciones desde el ocaso de LaLiga (19 de julio) y a buen seguro que ya está trabajando en descifrar cómo será su papel en el Real Madrid. Un papel que tiene muchas opciones de no ser tan importante como lo era en la Real, aunque si viene es para jugar y, con un Modric acechado por la edad (cumplirá 35 años en septiembre) y ofreciendo el mismo -o mejor- nivel que ha dado como txuri-urdin, puede llenar más pizarras de las que se esperan en un principio.
Estilo propio en la Real
Odegaard tiene ya talento para jugar en el Real Madrid. Fichó como estrella emergente, pareció apagarse durante varios años, pero a base de trabajo ha vuelto a brillar. El noruego es talentoso, con un trato de balón preferente. Es capaz incluso de materializar en gol las faltas y de dirigir la orquesta desde el medio campo a base de pases llenos de criterio.
Salvando las distancias, es un Modric en ciernes. Con el croata al lado, además, podrá absorber las mejores prácticas de un jugador que, durante años, ha comandado al Real Madrid y que ahora pide un relevo tan necesario como trágico para los aficionados más nostálgicos que ven como uno de sus jugadores más queridos comienza a tramitar su retirada del fútbol de élite.
A la órdenes de Imanol, el noruego solía moverse entre la media punta y el extremo derecho que, en ocasiones, mutaba al interior. Lo hacía arropado de un centro del campo reforzado con el doble pivote Merino-Zubeldía y con Oyarzabal y un punta referencia como Isak o William José.
Sin embargo, o cambia el esquema preferente de Zidane en el Madrid (4-3-3) o el jugador tendrá que aclimatarse a una posición más centrada junto a Kroos y Casemiro en lo que sería, como señalamos, un relevo generacional del ‘10’.
Y es que, como es habitual en estos casos -también le pasó a Modric- se comienza a jugar con los ojos más puestos en la portería y, según se avance con los años, la posición se va retrasando más y más. Odegaard (21 años) todavía es joven y su llegada a área rival es una de sus mejores virtudes. Eso, en un Real Madrid acusado con motivos de estar falto de gol, puede ser muy positivo.
Zidane ya le conoce
A su favor corre el hecho de que Zidane ya le conoce. El galo le tuvo a sus órdenes en el Castilla y aunque ambos -cada uno en lo suyo- eran muy inexpertos por entonces, el entrenador sí que le dio cabida en el equipo. Jugaba por detrás de Borja Mayoral y en un equipo en el que también estaban Mariano Díaz o Enzo Fernández, el hijo del entrenador francés ahora en el UD Almería.
Impulso de optimismo
Su llegada a Madrid, de darse, será también un golpe de optimismo para la afición en un verano diferente en el que los fichajes parecen brillar por su ausencia. Ya durante este curso, los aficionados blancos se frotaban las manos viendo al noruego hacer diabluras en San Sebastián y ver cómo después de cinco años de su fichaje regresa hecho un futbolista al Real Madrid, ilusiona. Cómo ilusionó en su momento su llegada cuando media Europa peleaba por él y el noruego eligió Madrid.
Así pues, Odegaard ya sabe que si llega al equipo blanco, el trabajo deberá ser su primera premisa. La segunda, el talento, que es quizás lo que más valora un aficionado blanco en su equipo.
ENCUESTA MD: ¿Triunfará Odegaard en el Real Madrid?
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