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Odegaard&Bravo: reencuentros de alto copete

El enigma acerca de cómo reaccionaría Anoeta al retorno de Martin
Odegaard perdurará hasta una próxima ocasión. Esta vez, será imposible descifrar el interrogante. El estadio asistirá en desoladora intimidad a la visita del Real Madrid. No habrá gente en Anoeta para vitorear o desaprobar al noruego por su marcha con un pacto verbal de por medio. Sólo una grada vacía. Cuatro meses más tarde, el 24 de enero, otro regreso. Claudio
Bravo con el Betis. Demasiada pandemia, excesivo tiempo como para que el pronóstico no sea reservado. ¿Podrá acudir la afición entonces a venerar o recriminarle? El coronavirus lo dirá.

Son los reencuentros de alto copete bajo el dictamen de la incertidumbre. La vuelta a la que fue su casa de los futbolistas profesionales siempre estuvo acompañada del morbo como complemento adicional. Sobre todo, por cómo responde el soberano respetable a la decisión de haberse marchado alguna vez. Las despedidas, en la mayoría de las oportunidades, están rodeadas por un sabor agridulce. Al fin y a la postre, hay algo que termina.

Cautivando en tiempo récord

El sello que ha dejado Odegaard en la Real es prácticamente inaudito si se tiene en cuenta el poco tiempo que ha permanecido en el club. Ha podido haber, seguro, otros extranjeros con más huella pero que hicieron historia en más años. En una sola temporada, el noruego galvanizó, hasta que se anunció que se apropiaba del billete de vuelta a Madrid, la admiración de todo un pueblo. Más allá de su llamativa categoría como futbolista, por su empeño, dedicación, no necesariamente inherentes en un foráneo.

Resulta que Odegaard jugará su primer partido oficial posterior a su retorno con el Real Madrid en Anoeta. El equipo de Zidane fue declarado exento de la jornada inaugural del 13 de septiembre porque terminó más tarde el curso anterior. Por lo tanto, los actuales campeones segurarán con ocasión de la segunda jornada, en Donostia. De cautivar en tiempo récord, el escandinavo pasará a engrosar las filas de un archienemigo realista.

Bravo llevó a juicio a la Real

El Real Betis ha sido uno de los cazadores de porteros en estos primeros compases de mercado. La inmortal confianza que se desprende de dos compatriotas, entrenador y jugador, en el mundo profesional, hizo que Manuel
Pellegrini interviniera decisivamente en el fichaje Claudio Bravo. El chileno, de nuevo en la liga española tras su periplo en el Manchester City.

Bravo jugará en Anoeta 10 años después de organizar el delirio en la misma grada con un escandaloso gol de falta, en febrero de 2010. El 24 de enero de 2021, el Betis visitará el campo de la Real. Los tiempos han cambiado. Si es que el público puede ocupar su asiento tal día como ése, es probable que el guardameta no reciba un trato de afecto que se le tributaría a un viejo amigo.

El rendimiento del chileno en sus 8 años (237 partidos) como realista fue sobresaliente. Similar al de Odegaard en sus 36 encuentros (7 goles). La diferencia, palmaria, es que Claudio
Bravo
llevó a juicio a la Real una vez que fichó por el Barcelona. Es factible que un epílogo de esta clase escueza en la parroquia.

Claudio Bravo ha rendido dos visitas a Anoeta como guardameta del Barcelona. La Real ganó 1-0 en ambas ocasiones.


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