Mbappé puso fin a esta larga historia: se queda en el PSG. O, lo que es lo mismo, rechaza a un Real Madrid atónito, aún en proceso de asimilar lo ocurrido después de tener apalabrada su llegada. Un fracaso mayúsculo de Florentino Pérez, que ve como el futbolista llamado a abanderar su proyecto echa marcha atrás para quedarse en París. Ganó Qatar y la fuerza de sus propietarios, que apuraron sus opciones para sellar la renovación del francés hasta 2025.
La confirmación de la renovación llegó antes del choque contra el Metz. El presidente Al Khelaifi salió acompañado por Mbappé y sobre una tarima, en el mismo terreno de juego, llegó la noticia esperada: “Estoy muy contento de continuar con esta aventura. Espero dar lo mejor y ganar muchos más trofeos. Muchas gracias a todos”, dijo el astro, coreado por una grada que le adora y que le idolatra, agradecida por un gesto que no olvidará: decirle NO al Real Madrid.
Mbappé deja al club blanco plantado en el altar. La negativa se ha fraguado recientemente, después de que el PSG le pidiera una prórroga para continuar con la negociación. La madre, Fayza Lamari, junto a la abogada, Delphine Verheyden, han sabido exprimir al máximo su posición de fuerza para cerrar un acuerdo económico astronómico que ha acabado por llevar a Kylian a aceptar seguir en el cuadro capitalino, exitoso tras la presión ejercida.
Para el PSG este es un triunfo equiparable al de ganar la Champions, la asignatura pendiente a la que va a seguir dedicando todos sus esfuerzos. Mucho más ahora, después de haber conseguido que Mbappé aparcara otra vez el sueño de su infancia como ya hizo en 2017. Ocurre, sin embargo, que esta puede que sea definitiva. El Real Madrid, dolido por cómo se ha comportado el jugador en este tramo final, puede haberle cerrado sus puertas de por vida.