Por una abrumadora mayoría, la Cámara de Representantes del Estado de Oklahoma, controlada por los republicanos, ha aprobado este martes un proyecto de ley que prohíbe el aborto en todos los casos, excepto en el de que la vida de la mujer esté en riesgo. Cuando llegue a la mesa del gobernador para su firma, esta norma se convertirá en la más restrictiva de todo el país.
Oklahoma estaba siendo el destino para muchas mujeres del vecino Texas para poder interrumpir sus embarazos desde que el pasado septiembre el estado sureño se convirtiera en el epicentro de la lucha contra el aborto en Estados Unidos. Por entonces, el segundo Estado más poblado de EE UU aprobaba la ley más restrictiva y extrema del país contra la interrupción del embarazo. Esto ocurrió hasta este martes, cuando, sin debate alguno, el proyecto de ley ha tenido un recorrido triunfal con 70 votos a favor y tan solo 14 en contra. El pasado año, la norma ya había sido aprobada por el Senado. Kevin Stitt, el gobernador, prometió firmarla en cuanto llegue a su despacho.
La nueva legislación estipula penas de hasta 10 años de cárcel y multas de hasta 10.000 dólares para quienes practiquen un aborto. Bajo la nueva norma, cualquier persona puede presentar una demanda civil contra quien haya ayudado o facilitado el que una mujer embarazada ponga fin a su gestación.”El castigo cae sobre el médico, no la mujer”, afirmó el congresista republicano Jim Olsen, patrocinador de la propuesta. Oklahoma había aprobado proyectos similares en el pasado, pero siempre habían sido tumbados y anulados por los tribunales al ser considerados inconstitucionales.
El derecho al aborto en Estados Unidos está en peligro casi 50 años después de quedar garantizado bajo la Constitución. Tras el nombramiento por parte de Donald Trump de tres jueces conservadores para el Tribunal Supremo, ese derecho se tambalea tras las repetidas embestidas en su contra en instancias inferiores y la que puede ser la definitiva desde que el Tribunal Supremo tiene un caso en su poder que puede decidir el futuro de la norma conocida como Roe contra Wade. Esa sentencia se hará esperar: hasta el final del curso judicial, durante las últimas semanas de junio, o antes, si así lo deciden los magistrados.
Casi el 60% de los estadounidenses cree que el aborto debería ser legal en todos o en la mayoría de los casos, un número que se ha mantenido relativamente estable en los últimos años, según una encuesta del Pew Research Center realizada esta primavera. Pero existen enormes diferencias entre republicanos y demócratas sobre el tema. Las cifras confirman también que casi una de cada cuatro estadounidenses se han sometido a la interrupción legal de un embarazo.
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