Ola de críticas en el Athletic

No le quito un ápice de su alicuota responsabilidad. Cuando se gana y cuando se pierde, cuando se llega a una final de Copa y cuando se queda fuera de Europa.
Garitano
es el entrenador y sobre él debe pesar buena parte de la responsabilidad de éxitos y fracasos. Pero lo leído y escuchado tras la pérdida de tres puntos en Granada se parecía más a una continuación de la temporada pasada. Como si el confinamiento y ese empacho final de once partidos no hubieran despistado a los más críticos.

Entendí que la alineación de Granada estaba condicionada por los positivos, por la excesivamente corta preparación de dos semanas y por el paquete de lesiones que impidieron preparar cuatro amistosos en condiciones. Pero es evidente que casi nadie lo vio igual. Algo pasa.

Se sigue pidiendo un cambio en el banquillo que no se consiguió cuando este cuerpo técnico remontó el desastre histórico de
Berizzo
y casi mete al equipo en Europa, que tampoco sucedió cuando se ganó la renovación de su contrato, y que se esfumó llegando a otra final de Copa.

En ocasiones somos contradictorios. Reconocemos que esta plantilla lleva varias temporadas sin reforzarse, que eso te debilita en una Liga en la que cualquier rival ficha mientras tu filosofía te reduce mercado. Pero al mismo tiempo mantenemos objetivos y exigencias. Exigimos caras nuevas del filial pero cuando asoman
Sancet
,
Morcillo
o
Villalibre
… Nos empeñamos en criticar que no jueguen otros. A veces nos olvidamos con facilidad de generaciones intermedias de cachorros.

Desgraciadamente hemos llegado a un punto de no retorno. Al menos por lo que sentencian las redes y algunos opinadores. Habría que comprobar in situ cuál sería el veredicto de San Mamés, si considera que es momento de plebiscitos y cómo reaccionaría la mayoría silenciosa de socios.


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