El fabricante chino Realme aterrizó en España hace prácticamente un año. En apenas un mes y medio se convirtió en la quinta marca de móviles con más ventas en el mercado, según la firma de análisis e investigación de mercado Counterpoint. Desde entonces, su estrategia para competir con gigantes como Samsung, Xiaomi o Huawei consiste en cautivar a los jóvenes con tecnología a precios atractivos. El fabricante ha presentado este miércoles en Europa su nueva apuesta para conquistar la gama media: el Realme 7 y el Realme 7 Pro. EL PAÍS ha probado durante una semana este último terminal, que tiene una batería de 4.500 mAh y destaca por una carga rápida de 65W. Con ella, es posible reponer la batería del smartphone en poco más de media hora.
Este terminal, que estará disponible en azul y blanco por 299 euros a partir del 13 de octubre, cuenta una pantalla Super AMOLED de 6,4 pulgadas y resolución Full HD+. Tiene un aprovechamiento del frontal del 90,8% y un pequeño agujero en la parte superior izquierda para la cámara frontal, que es de 32 megapíxeles. En su trasera, donde se quedan bastante marcadas las huellas dactilares, tiene un módulo rectangular que sobresale ligeramente con cuatro cámaras: un sensor principal firmado por Sony de 64 megapíxeles, un gran angular de ocho megapíxeles, un sensor con objetivo macro de dos megapíxeles y uno pensado para retratos también de dos megapíxeles.
Si bien las fotografías salen nítidas en general —especialmente de día—, se echa en falta un poco de detalle al acercarlas con la lupa y de calidad en ambientes de poca luz. Los colores de las imágenes capturadas son naturales tanto con las cámaras traseras como con la frontal. Como ya es tradicional en los smartphones de fabricantes chinos, la cámara frontal incluye un modo belleza que permite cambiar los rasgos faciales de forma desmesurada: desde suavizar la piel a afinar la cara, agrandar los ojos o reducir la nariz. Además, el terminal tiene una función llamada AI Color Portrait que sirve para que la persona grabada salga en color mientras que el fondo del vídeo aparezca en diferentes tonos de gris.
El Realme 7 Pro ofrece 6 u 8 GB de RAM, 128 GB de almacenamiento y un procesador Qualcomm Snapdragon 720G. El rendimiento del móvil es fluido en prácticamente todos los supuestos. Ejecuta las apps sin problema y no hay ningún tipo de lag (retardo). Su batería se extiende durante una jornada sin dificultad. El smartphone mantiene el jack de auriculares y tiene un cargador USB-C. Además, incorpora lector de huellas en pantalla y reconocimiento facial. Ambas opciones para desbloquear el teléfono funcionan adecuadamente incluso con mascarilla.
Realme 7
Realme es una de las marcas de smartphones que más rápido ha crecido en el mercado, según Counterpoint. La compañía, que se estrenó hace un par de años en India, pertenece al grupo BBK —al igual que otros fabricantes como Oppo, Vivo y OnePlus—. Además del Realme 7 Pro, el fabricante también ha presentado el Realme 7. Este terminal saldrá a la venta el 21 de octubre y estará disponible en tres versiones: una de 4GB de RAM y 64GB de almacenamiento por 179 euros, otra de 6GB de RAM y 64GB de almacenamiento por 199 euros y otra de 8GB de RAM y 128GB de almacenamiento por 249 euros.
Tanto el Realme 7 como el Realme 7 Pro comparten las mismas capacidades fotográficas a excepción de la cámara frontal: la del primero tiene 16 megapíxeles frente a los 32 del Realme 7 Pro. Los dos teléfonos tienen un diseño similar, aunque la pantalla del Realme 7 es ligeramente más grande, de 6,5 pulgadas. Este último dispositivo tiene un procesador MediaTek Helio G95, 5.000 mAh de batería y una carga rápida más modesta que permitiría alcanzar la mitad de la capacidad en 26 minutos, según la compañía. Con esta batería, el fabricante asegura que es posible pasar 15 horas en Youtube, 13 horas en Instagram, 48 horas realizando llamadas o 81 horas escuchando música en streaming.
La tasa de refresco del Realme 7 es de 90 Hz frente a la del 60 Hz del Realme 7 Pro y los 120 Hz a los que llegan algunos smartphones de gama alta. Esta medida determina la cantidad de veces que la pantalla actualiza la imagen que muestra por segundo. Cuanto mayor sea, más fluidos serán los desplazamientos entre pantallas y aplicaciones aunque también supone un consumo más rápido de la batería.
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